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Zehra Doğan, que permanece presa en la actualidad en el centro penitenciario de tipo E de Mardin, escribió una carta a JINHA, agencia de información de la que es editora. En la misma describe la cárcel como un lugar de resistencia.
Zehra cubrió durante meses los acontecimientos de Nusaybin (distrito de la provincia de Mardin), donde fue decretado el toque de queda el pasado 3 de Marzo. Le arrestaron el 21 de Julio por la tarde, mientras se hallaba en un café con sus colegas. El tribunal ordenó su detención en espera de su proceso judicial por “pertenencia a una organización ilegal”.
Zehra utiliza tanto sus dibujos como sus reportajes para informar a la opinión pública internacional acerca de la situación en Nusaybin tras varios meses de incesantes ataques perpetrados por el Estado. Hace poco se sublevó por el cierre del diario Özgür Gündem realizando junto con sus compañeras de cautiverio “Özgür Gündem en Prisión”. En su última carta a JINHA, Zehra describe los cambios que ha experimentado desde su ingreso en la cárcel y el apremio del significado de “Özgür Gündem en Prisión”.
He aquí su carta :
Querida Jinha,
He despertado en esta cárcel, otro día más, en este lugar que reúne una gran camaradería, lejos de todas vosotras. En esta ciudad, propicia para la ensoñación, de rico pasado histórico en la que el viento porta el árido polvo de Mardin. Es la ciudad de nacimiento de Mani (NDT: profeta, fundador del maniqueísmo) que viajó de país en país para anunciar la verdad y propagó la enseñanza mediante sus lienzos. Es también la ciudad de Shahmeran (NDT: la reina de las serpientes, criatura legendaria), que según la leyenda era poseedora de una honda sabiduría. Encontrarme aquí, incluso en mi condición de prisionera, me da fuerzas.
Claro que es duro para mí estar presa en mi propia tierra, pero desde que llegué me he visto rodeada de 45 mujeres llenas de sabiduría, mujeres que se han convertido en diosas. Cuando capté la chispa de sus ojos, entendí que el espacio de lucha más importante se encontraba aquí, condensado entre cuatro paredes. Cuando comprendí que todas las mujeres con las que hablaba llevaban en su corazón una formidable historia de combate, pude extraer fuerza de ellas. En mi primer día de cárcel me sentía destrozada por estar tan lejos de mi trabajo y de JINHA, hasta que me di cuenta de que la actualidad más apremiante se desarrollaba en este preciso lugar. Es este el sitio que corresponde a una periodista, para poder informar al público cuando se produce una injusticia. Quién sabe, puede que sea el motivo por el que estoy aquí.
Tras mi detención, durante el interrogatorio, me preguntaban constantemente con su mentalidad masculina: “¿Por qué haces este trabajo? ¿Por qué haces reportajes? ¿Por qué dibujas? De hecho, cuando empezamos nuestra labor en JINHA, heredera de la resistencia de las mujeres, alzamos los bolígrafos con este grito: “escribimos sin dar importancia al parecer de los hombres.” Y mientras lo hacíamos aprendimos que “cuando las mujeres se ponen a escribir, el reflejo de los hombres en el espejo empieza a mermar.” De ahí que no sintiese obligación alguna de responderles. Incluso encerrada tras los barrotes de hierro, no podían despojarme de mi arma más eficaz frente a los opresores: el bolígrafo y el pincel. Tengo plena consciencia de que si hoy tengo derecho a utilizarlos se debe al sacrificio de muchas personas sabias que pasaron antes que yo y sé que ya no les resulta tan fácil quitarme este derecho. No me siento aislada de la sociedad, tampoco de JINHA. Todo lo contrario, ahora me veo como una reportera de JINHA dentro de la cárcel y estoy orgullosa de ello. Formamos el gremio visual de la lucha de las mujeres por la libertad y por este motivo la cárcel es uno de nuestros principales campos de batalla. “A una vida libre corresponde una realidad infinita”. Y creo que es aquí donde mejor puedo observar esa realidad infinita.
Contemplo esta cárcel llena de gente sabia como si se tratase de una gran escuela del pensamiento. Estando en prisión he comprendido hasta qué punto es importante mi profesión.
El día que prohibieron Özgür Güdem fue uno de los peores momentos para mucha gente de la cárcel. Mi compañera de celda estaba tan triste que no paraba de llorar. Y la realidad se me antojó una revelación. Habían precintado nuestro periódico, el que describía la actualidad al mismo tiempo que los sufrimientos y la resistencia, y este suceso nos aprisionaba también a nosotras. La reacción popular, la de mi amiga es un ejemplo, lo ilustra con exactitud. En aquel preciso instante comprendimos “que habían cerrado el diario y con él a muchos de nosotros. Había llegado la hora de elaborar el periódico en la cárcel”.
La idea entusiasmó a todo el mundo y nos pusimos inmediatamente manos a la obra. Son numerosas las prisioneras que han padecido torturas y violaciones de sus derechos y es preciso revelar cómo han sido tratadas. La manera más idónea para dar a conocer la realidad carcelaria era publicando el periódico. Trabajamos y luchamos día y noche para crear Özgür Gündem en prisión. Y lo seguimos haciendo puntualmente. Carecemos de ordenador y de imprenta pero tenemos bolígrafos y papel. No tenemos cámaras para fotografiar a las personas protagonistas de nuestros escritos, pero también somos artistas. Pese a que no podemos sacar fotos somos capaces de dibujar. Cuanto más escribía y dibujaba más me hablaban. Al principio era la única que trabajaba en el periódico. El mismísimo día en el que quedó plasmado en papel se abrió la puerta de hierro de la cárcel. Otra periodista, Serife Oruc, se unió a la tarea. Cuando más necesitadas estábamos, vino hacia nosotras. Tenemos un periódico, puede que mucha gente lo haya leído.
En la actualidad hay muchos periodistas en nuestros barrios. Son numerosas las amigas que se han formado para ser reporteras y escribir para Özgür Gündem desde la cárcel. También doy clases de pintura dos veces por semana para que puedan ilustrar sus crónicas. Recientemente hemos comenzado a preparar una muestra de arte cuyos beneficios se destinarán a las zonas auto gestionadas. Dedicamos más tiempo a esta labor que a la rutina carcelaria.
Todas nuestras amigas son portadoras del espíritu “pequeños generales de Apê Musa” (NDT: niños kurdos que distribuían los diarios prohibidos, censurados o confiscados por el gobierno). Dice el refrán que “ya que la salvación del hombre no depende de Dios, habrá que buscarla en la tierra”. Por esta razón ambicionamos convertir las prisiones en un territorio de lucha. Puede que jamás salga libre, no hay que olvidar que al fin y al cabo estamos en Turquía. No tengo muchas esperanzas de que esto vaya a acabar bien.
Sé que valiéndome de las técnicas de resistencia de las mujeres que adquirí gracias a JINHA destruiré las cárceles con mi bolígrafo y mi pincel. No olvidéis que están siempre en mis manos.
Os echo de menos a todas y os mando un abrazo,
Zehra
Sigue vigente la campaña de solidaridad: Envía tarjetas postales de apoyo a Zehra Doğan.
Podéis ver los dibujos de Zehra en nuestro artículo: Zehra dibuja lo innombrable (en francés).
Y a continuación algunos dibujos inéditos desde la cárcel de mujeres de Mardin…
Traducido por Maité
Ilustración: “este es un arma muy peligrosa”