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El 5 de junio de 2015, la cineas­ta kur­da Lisa Çalan, fue víc­ti­ma de un doble aten­ta­do de bom­ba en Diyarbakır, en el sud­este tur­co, durante un mitin del HDP ‑el Par­tido Democráti­co de los Pueb­los. La coali­ción de izquier­das, ecol­o­gista, fem­i­nista y defen­so­ra de las minorías, se había fun­da­do tres años antes: poco después sufriría una fer­oz repre­sión estatal. Se con­tabi­lizan dos muer­tos y un cen­te­nar de heri­dos: detienen a un sospe­choso próx­i­mo a Daech. Ten­drán que amputar las dos pier­nas a la joven. Comien­za para ella una larga lucha, en cal­i­dad de per­sona “des­fa­vore­ci­da”: este es el tér­mi­no que ha deci­di­do uti­lizar en lugar de “dis­capac­i­ta­da”. Cuan­do se cumplen seis años de aquel dra­ma, hemos vis­i­ta­do a Lisa Çalan en el roda­je de un cor­to metra­je — en cuan­to al HDP, el pasa­do 11 de junio la Corte Con­sti­tu­cional con­fir­mó el últi­mo auto de proce­samien­to del fis­cal, que solici­ta su dis­olu­ción por aten­tar con­tra la unidad de la nación.

Siem­pre he lucha­do. Antes, cuan­do tenía las dos pier­nas, lo hacía como mujer kur­da. Aho­ra lo hago tam­bién en cal­i­dad de per­sona des­fa­vore­ci­da. Pero todavía no estoy cansa­da. No sé si algún día lo estaré, o si mi fuerza proviene del hecho de haber naci­do mujer, y kur­da, lo que me otor­ga la capaci­dad de luchar sin des­can­so. Siem­pre encuen­tro la energía nece­saria para hac­er que se escuche mi voz y la de miles de per­sonas. Pero me resul­ta difí­cil describir la situación en la que me encuen­tro en la actu­al­i­dad. Es difí­cil describir cómo debo encar­ar la vida.

Siempre he luchado. Antes, cuando tenía las dos piernas, lo hacía como mujer kurda.”

Nací en Diyarbakır, lugar en el que crecí. Estudié cine en el con­ser­va­to­rio munic­i­pal Aran Tigran1durante dos años. Más tarde par­ticipé acti­va­mente en var­ios proyec­tos y real­icé mi primer cor­to [Zimanê çiya “El idioma de la mon­taña”: basa­do en las políti­cas de asim­i­lación lle­vadas a cabo con­tra la lengua kur­da]. Inten­té ori­en­tar mi vida pro­fe­sion­al en torno al cine, pero tras el mitin del HDP en 2015, mi vida dio un giro rad­i­cal y tomó otra direc­ción: tuve que luchar por sobre­vivir y al mis­mo tiem­po librar una batal­la jurídica.

Por aho­ra, el pro­ce­so de ind­em­nización de las famil­ias víc­ti­mas del aten­ta­do del 5 de junio se encuen­tra en un calle­jón sin sal­i­da. El esta­do recla­ma el reem­bol­so de las ind­em­niza­ciones entre­gadas a dos famil­ias2. Las audi­en­cias del juicio del 5 de junio se suce­den de for­ma caóti­ca, hay prob­le­mas con los abogados…En un juicio penal, es nece­sario seguir de cer­ca la cuestión de las ind­em­niza­ciones. Y aunque me resulte pesa­do, no aban­dono a las otras famil­ias. A mí tam­bién me des­pi­dieron de mi tra­ba­jo en el ayun­tamien­to de Diyarbakır [durante la ola repre­si­va de 2016]. Hecho que denun­cié, pero deses­ti­maron los car­gos, al pare­cer debido a un prob­le­ma téc­ni­co. De modo que hace­mos tabla rasa y volve­mos a empezar. Aho­ra ten­emos un nue­vo juicio. Algunxs cama­radas han sido read­mi­tidxs en el ayun­tamien­to, pero ten­go la impre­sión de que están tratan­do mi caso de man­era dis­tin­ta. No soy de esas per­sonas que se largan tras un despi­do y esper­an pacien­te­mente en una esquina a que acabe el pro­ce­so judi­cial. Si he sido víc­ti­ma de una injus­ti­cia levan­to la voz, aunque esto me cause prob­le­mas. Por este moti­vo pien­so que mi con­tien­da con el ayun­tamien­to puede ser larga. Tal vez si me quedase calla­di­ta en una esquina sería más fácil.

Me digo que voy a ten­er que pasar mi vida en los tri­bunales bus­can­do jus­ti­cia. Es ago­ta­dor. Aca­ba por con­ver­tirse en inso­portable. Sufre todo el cuer­po-tienes que apren­der a vivir con ello- pero pade­ces un dolor ajeno a tu cuer­po: el de la injus­ti­cia — e inten­tas hac­er­le frente. Puedes apren­der a vivir con un sufrim­ien­to cor­po­ral, con anti dolores o la ayu­da de otros méto­dos, pero es muy difí­cil sanar un dolor que no es físi­co, que es con­se­cuen­cia de la vida. Sanar, curar la heri­da abier­ta de lxs kur­dxs, durante estos últi­mos seis años en par­tic­u­lar, resul­ta doloroso.

” Sanar, curar la herida abierta de lxs kurdxs, durante estos últimos seis años en particular, resulta doloroso.”

Ten­go heri­das abier­tas e inves­ti­go con­stan­te­mente para apren­der cómo curar­las y cica­trizarlas. Des­cubres siem­pre cosas nuevas. Cada médi­co te dice algo difer­ente. Y luego de repente me encuen­tro sola. En Turquía, la téc­ni­ca de los implantes es prác­ti­ca­mente inex­is­tente: soy la úni­ca paciente. Los médi­cos no saben qué solu­ción pro­pon­er y los medios son muy lim­i­ta­dos- de hecho, no me oper­aron en Turquía. Hay infinidad de asun­tos por resolver, así que yo bus­co, exper­i­men­to cosas nuevas cosas, sin cesar. Sigo sin saber cuán­do cica­trizarán mis heri­das, cuan­do acabarán las opera­ciones… Sur­gen com­pli­ca­ciones y mi pier­na se infec­ta. Las infec­ciones no aca­ban nun­ca porque se tra­ta de heri­das abier­tas. Solo se cal­man por peri­o­dos y luego regre­san, y vuelta a empezar. Sucede lo mis­mo con el dolor. No se puede pre­de­cir el cal­en­dario ni la causa especí­fi­ca. Surge de repente. Ningún médi­co con­sigue expli­car­lo, yo tampoco.

Así que me he incor­po­ra­do al cine en cal­i­dad de per­sona des­fa­vore­ci­da, sin ten­er ni idea de las difi­cul­tades que ten­dré que enfrentar. Por ejem­p­lo, en el últi­mo proyec­to en el que he tra­ba­ja­do, y sobre todo durante el roda­je en un pueblo, no había baño en todas partes. Si la sociedad fuese con­sciente de esto, las per­sonas des­fa­vore­ci­das no ten­drían que pade­cer tan­to. En estos últi­mos años no he aban­don­a­do el cine, aunque no haya par­tic­i­pa­do activamente…He leí­do esce­nar­ios, asis­ti­do a fes­ti­vales. He apoy­a­do proyec­tos de amigxs, prop­uesto ideas, inter­cam­bi­a­do, he inten­ta­do vision­ar bue­nas pelícu­las. Todo esto me ha apor­ta­do mucho. Lo he com­pren­di­do gra­cias a los proyec­tos en los que he par­tic­i­pa­do este año. Cuan­do obser­vas la prác­ti­ca des­de la dis­tan­cia te parece que te fal­ta algo: es obvio que en el cine la dimen­sión prác­ti­ca es esen­cial, pero realizar una pelícu­la es tam­bién una labor cere­bral, ínti­ma. En primer lugar, imag­i­nas la his­to­ria en tu cabeza, esbozas los detalles, defines la estéti­ca de la pelícu­la. Es así como el cine ha toma­do cuer­po en mi vida.

Lisa Çalan

Abril de 2021, Lisa Çalan ejerce de asis­tente de direc­ción en el roda­je de un cor­to / Loez

He inten­ta­do volver a ser acti­va. No digo “he deci­di­do”, porque no se tra­ta de una decisión indi­vid­ual. Siem­pre he queri­do per­manecer acti­va. Pero cualquier cosa, aunque no con­sti­tuya un obstácu­lo de por sí, puede ser­lo para una per­sona des­fa­vore­ci­da. Y sucede tam­bién con el modo en el que mis amigxs del cine y la sociedad me miran. Esta es una obser­vación críti­ca per­son­al. En difer­entes lugares se con­sid­era a una per­sona des­fa­vore­ci­da como a un suje­to a quien le fal­ta algo. No creo que sea algo con­sciente. No juz­go las inten­ciones, pero criti­co la fal­ta de con­cien­cia. La sociedad percibe la pér­di­da de una pier­na, de un miem­bro, como una lim­itación. Y te dis­crim­i­nan, incon­scien­te­mente. Cuan­do la dis­crim­i­nación es con­sciente puedes hablar de ello, pero cuan­do no, resul­ta difí­cil. He inten­ta­do hac­er­lo en todas las partes, en la calle…Con las per­sonas cer­canas es aún más difí­cil. Com­pren­do que mis amigxs hayan esper­a­do a que me cure: no han queri­do darme respon­s­abil­i­dades para no com­plicar aún más mi vida. Pero quizás hubiese podi­do recu­per­arme con más facil­i­dad tenien­do entre manos estas respon­s­abil­i­dades, sien­do más acti­va pre­cisa­mente, apor­tan­do algo a la vida, al cine. Por esta razón, una vez más, me veo oblig­a­da a dar los primeros pasos, a luchar. Aca­ba por con­ver­tirse en algo extraño: las per­sonas des­fa­vore­ci­das se ven oblig­adas a mostrar una dimen­sión opues­ta a aque­l­la con­stru­i­da por el imag­i­nario colec­ti­vo. Es bas­tante triste.

La sociedad percibe la pérdida de una pierna, de un miembro, como una limitación. Y te discriminan.”

Hice un taller emple­an­do la téc­ni­ca 360° VR [real­i­dad vir­tu­al]. Util­icé la expe­ri­en­cia en un cor­to que habla pre­cisa­mente sobre per­sonas des­fa­vore­ci­das. Más tarde fui asis­tente de direc­ción de otro proyec­to. En este momen­to tra­ba­jo con amigxs cineas­tas en talleres, en pro­gra­mas de pelícu­las que deberían realizarse. Evi­den­te­mente, en oca­siones, los dolores y que­braderos de cabeza que padez­co, los prob­le­mas que ten­go que lidiar en los tri­bunales, hacen que descar­rile. Pero como todo el mun­do, inten­to retomar las rien­das de mi vida y volver a empezar des­de el pun­to en el que la dejé. Prob­a­ble­mente con más difi­cul­tades. En mi pelícu­la, he inten­ta­do explicar lo que sien­to. Que las per­sonas des­fa­vore­ci­das están solas y que la vida no depende úni­ca­mente de dos pier­nas, sino del alma. Cuan­do miro a mi alrede­dor, me doy cuen­ta de que las per­sonas que no han con­segui­do pro­nun­cia­rse en el plan int­elec­tu­al, y aque­l­las que no han vivi­do grandes expe­ri­en­cias exper­i­men­tan un gran vacío, les fal­ta algo. Sin embar­go, tienen sus pier­nas, sus bra­zos, sus ojos…Están capac­i­tadas, pueden pen­sar, pero en oca­siones son inertes ante la vida. Esta es una de las cosas que me pone furiosa. Entre un cuer­po sano y otro que no lo es existe de ver­dad una gran difer­en­cia. La ausen­cia de un miem­bro o de un órgano puede obvi­a­mente impedir que te muevas, pero no son estos los que atribuyen y trans­for­man la vida. Son las ideas, lo que creamos y pro­duci­mos, lo que apor­ta­mos. Es así como he inten­ta­do com­pen­sar la ausen­cia de mis pier­nas. He inten­ta­do pon­er en prác­ti­ca mis ideas, mis reflex­iones. Puede que no haya lle­ga­do a mucha gente, pero haber con­segui­do cam­biar la per­spec­ti­va de algu­nas pocas per­sonas de mi entorno, es ya de por si una gran revolución.

Lisa Çalan

Abril de 2021, Lisa Çalan ejerce de asis­tente de direc­ción en el roda­je de un cor­to / Loez

Mi interés por el cine remon­ta a un deseo infan­til: crear lo que no existe, inclu­so lo que no es posi­ble. For­mu­lar tus sueños, ver cómo se cumplen tus deseos y entregárse­lo a la gente. Puede que haya elegi­do el cine por un moti­vo muy infan­til: la imag­i­nación. Por supuesto, tam­bién puede ser peli­groso, porque los Esta­dos saben uti­lizar muy bien los medios de comu­ni­cación y divul­gar en la sociedad el enfoque que les con­viene. En lo suce­si­vo, en cal­i­dad de per­sona des­fa­vore­ci­da, me sien­to respon­s­able. No somos vis­i­bles en la sociedad. Aho­ra para mí el cine adquiere un nue­vo sig­nifi­ca­do: tal vez me per­mi­ta expre­sarme, hac­er patente estas difi­cul­tades, mis obstácu­los, con más facil­i­dad y clar­i­dad. Quiero cam­biar algu­nas cosas, trans­for­mar­las… No me refiero al cine como a una her­ramien­ta de pro­pa­gan­da. Todo arte es impor­tante para cam­biar el mun­do. Los libros que hemos leí­do, la músi­ca que hemos escucha­do nos han trans­for­ma­do. Pero en el siglo XXI, el cine es pre­cisa­mente el medio que ha cono­ci­do una gran trans­for­ma­ción. Te per­mite trasladar tus ideas, tu mira­da, tus gus­tos musi­cales. Como si fuese el cúmu­lo de todas las artes- al menos así es como yo lo perci­bo. Y frente a ti no solo hay un rec­tán­gu­lo con una ima­gen den­tro, hay una sen­sación, una idea…Esta es la razón por la que el cine es tan impor­tante. Y más aún para nosotrxs, lxs kurdxs.

Nuestra cultura está en riesgo de desaparición, nuestro idioma destruido, pero debemos hacer que existan a través del arte.”

El cine kur­do es bas­tante reciente, pero muchxs de nosotrxs hemos deci­di­do dar el salto y unirnos. Nues­tra cul­tura está en ries­go de desapari­ción, nue­stro idioma destru­i­do, pero debe­mos hac­er que exis­tan a través del arte. El cine te per­mite lle­gar a todo el mun­do. Como kur­da, me lo tomo como una respon­s­abil­i­dad. Porque somos un pueblo que no ha deja­do de luchar y nues­tra his­to­ria desa­parece. El cine es un medio exce­lente para trans­mi­tir nues­tra cróni­ca, nues­tra expe­ri­en­cia, de lle­gar a la gente. Y las pelícu­las, quedan reg­istradas. El prin­ci­pal prob­le­ma de las sociedades es el de la memo­ria. Es muy impor­tante man­ten­er­la viva.

Ten­go ideas para pelícu­las, aunque no sé cuán­do podré realizarlas. Quiero con­tar his­to­rias inédi­tas, hac­er que se escuche medi­ante el cine el tes­ti­mo­nio de aque­l­lxs que nun­ca hemos escucha­do. Ten­go un proyec­to sobre fem­i­ni­cidios, que requiere de nue­vo la téc­ni­ca 360°VR. Me gus­taría tam­bién realizar un doc­u­men­tal sobre las explo­siones del 5 de junio, en Suruç y Ankara. No se ha com­pren­di­do bien lo que hemos exper­i­men­ta­do. Creo que soy la más indi­ca­da para com­pren­der lo que han vivi­do las per­sonas víc­ti­mas de aque­l­los aten­ta­dos: he pade­ci­do el mis­mo cal­vario. Hemos sen­ti­do el mis­mo dolor, el mis­mo sufrim­ien­to. Me sien­to en la obligación de con­tar al mun­do nue­stro sufrim­ien­to, nues­tra lucha. Porque no somos solo gente que sufre, tam­bién luchamos. Hemos habla­do sobre nosotrxs mis­mxs a par­tir de nues­tras ausen­cias, nom­bran­do con­tin­u­a­mente a aque­l­las y aque­l­los que han per­di­do la vida. Pero las eta­pas de super­viven­cia ulte­ri­ores son difí­ciles. Me gus­taría hablar pre­cisa­mente de esto en mi doc­u­men­tal. Cómo nosotrxs lxs super­vivientes, seguimos vivien­do con esta realidad.

Lisa Çalan

Abril de 2021, Lisa Çalan ejerce de asis­tente de direc­ción en el roda­je de un cor­to / Loez

Lo que lla­mamos “dis­capaci­dad” no es lo que afec­ta a nue­stro cuer­po. Son los obstácu­los y los hánd­i­caps crea­d­os por los otros los que nos con­vierten en eso que defin­i­mos como “dis­capac­i­tadxs”. Por eso es nece­sario sen­si­bi­lizar a la sociedad. Ni en Turquía ni en Europa ni en ningún otro lugar del mun­do, la vida no se orga­ni­za tenien­do en cuen­ta a las per­sonas des­fa­vore­ci­das. Esta es la razón por la que nos vemos oblig­adas a luchar con más fuerza que las otras. Oigo muchas veces decir a la gente que las per­sonas des­fa­vore­ci­das son agre­si­vas. Cuan­do vamos a algún lugar, no hay baños, no hay acce­sos… A la hora de ele­gir un des­ti­no, nos vemos oblig­adxs a eval­u­ar las infraestruc­turas adap­tadas. ¿Por qué deberíamos lim­i­tarnos a dos o tres sitios? ¿Por qué no podemos via­jar solxs?

Todo esto no se debe a nue­stros hánd­i­caps sino una vez más, a aque­l­los crea­d­os por las sociedades, los esta­dos. Si estos no existiesen, no estaríamos con­frontadxs a tan­tas difi­cul­tades, inclu­idas las sociales. Todos los espa­cios de vida se rev­e­lan fuentes de difi­cul­tad. Una per­sona nor­mal y cor­ri­ente lucha; nosotrxs luchamos diez veces más, cien veces más, para poder avan­zar. Los daños, las pér­di­das son graves, pero la lucha con­tin­ua: la gente tiene que per­catarse de esto. Porque renun­ciar a la lucha es muy fácil. No solo hay que trans­mi­tir dra­mas a las gen­era­ciones futuras, estas tam­bién deben cono­cer la exis­ten­cia de la lucha que esta­mos lle­van­do a cabo.

Fotografías y entre­vista: Loez

Adap­ta­do en castel­lano por Maite, para Kedis­tan, de la tra­duc­ción france­sa de Naz Oke para Bal­last


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