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Moira İvana Millán es una de las lideres de la lucha por la tierra y la libertad des pueblo mapuche. Es una de las principales representantes del movimiento de mujeres mapuches.1
Nuestro amigo colega Sadık Çelik, que ha regresado a la carretera, tenia previsto volver a ver a Moira, tal y como acordaron tras su encuentro y posterior entrevista, en 2019. Esta debía acompañarie durante su estancia en tierra mapuche. Sadık no ha podido el viaje e Chubut debido a las restricciones sanitarias. Pero se reunirá con Moira tan pronto como sea posible. Kedistan publicará su notas de viaje sobre la marcha…
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Nota del 28 de diciembre:
Moira nos ha comunicado que su hija ha sido hospitalizada de urgencia, por lo que ha suspendido toda actividad para acudir al hospital. Retomaremos esta crónica cuando Moira esté de nuevo en la carretera.
(Recibido el 22 de diciembre de 2020)
Mari Mari kom pu lamngen ka Kom pu che. Partimos de Sierra negra el día l 17 de diciembre, tras haber celebrado un wixa xipal, cuando las tenues fulguraciones de Antu ya venían acariciando la Mapu. Al irnos de allí junto con la familia que nos dió alojamiento en dirección a Gan Gan, kurruf intensificó sus soplidos. Participamos de una marcha organizada por la asamblea del No a la Mina de Gan Gan. Fue una gran alegría reencontrarme en ella con la papay cushe Paulina Cual. Llevábamos más de una década sin vernos. Los abrazos y la alegría acortaron el tiempo. Invitadas por ella y por su hija, nos fuimos al día siguiente a Chacay Oeste. Mientras recorríamos los más de 30km de distancia que separan a Gan Gan de esa pequeña aldea escolar, no dejé de pensar en mi futa lamngen, Amalia Paillalef pingeyem.
Amalia Paillalef fue una lamngen docente que durante casi una década vivió en Chacay Oeste comprometida con la comunidad, con pu pichikeche (les niñes). Se esforzó por llevar hasta esa comunidad el derecho a una educación identitaria, también luchó por otros derechos avasallados. De su voz, supe la existencia de Chacay Oeste, siempre quise conocer ese lugar, claro que hubiera querido caminarlo con Amalia, sentarme a tomar mate con ella bajo el árbol que ella plantó y que ha crecido erguido y frondoso pero solitario. Con sus gestiones consiguió levantar una casa para albergar docentes. Ella siempre me hablaba de la fortaleza y sabiduría que habitaba a las mujeres Mapuche del lugar, sobre todo me hablaba de Marina Cual y su ñuke Paulina. Ahora que he compartido con ellas, que he recorrido el territorio, escuchado los testimonios y he visto las adversidades con las que deben lidiar, afirmo la percepción que de ellas tenía Amalia. Confieso también que cuando hablaban de Amalia, un nudo en la garganta de emoción me inundaba, también se amontonaban anhelos de cosas que hubiera querido vivenciar con mi lamngen en ese rincón del mundo que parece tan olvidado y castigado.
Seguro ustedes que leen esta crónica no sabrán de quién les escribo, como nada se sabe de ninguna de las mujeres indígenas que cada día ponen sus mal tratados cuerpos en una lucha asimétrica contra la voracidad del capitalismo, contra el racismo y el odio del estado hacia nosotras y hacia nuestros pueblos. No me cabe duda de que el espíritu de Amalia pasea por esos lugares acariciando el follaje de su árbol plantado y a sus estudiantes que ya son jóvenes, empuñando la lucha por sus derechos.
Amalia junto a otros docentes, construyeron un milagro, convirtieron a la escuela en un espacio de contención, de apoyo, de fortaleza. Las escuelas suelen representar en las comunidades mapuche al estado colonial opresor, el que nos arranca el idioma, el que borra con sangre la memoria, la identidad, el que entroniza a Sarmiento y obliga rendir tributo a los genocidas. La escuela, nos representa a los pueblos indígenas un espacio más de tortura genocida. Sin embargo aquella escuelita de Chacay Oeste invita a nuestra papay kimche Paulina Cual, a compartir el mapudungun, a recuperar la historia del lugar, la historia de nuestro pueblo,aborda temas sensibles como la violencia de género, sin miramientos y objeciones, aplica el ESI y declara los días festivos Mapuche como calendario destacable. Creo que es la primer escuela donde el wiñoy xipantu es relevante. Toda la aldea escolar está conformada por la comunidad mapuche local, quienes casi en su totalidad trabajan de manera rentada en el establecimiento. Durante la pandemia las docentes se han esforzado el doble, elaborando materiales de acuerdo al contexto e identidad de sus estudiantes. Ellas personalmente se han acercado a cada casa para dejar los cuadernillos que elaboraron. El gobierno de la provincia de Chubut no paga los sueldos, vienen con un atraso de 3 meses. No envía dinero para el funcionamiento de la escuela y las docentes de su bolsillo van pagando el material. De otro modo pu pichikeche no tendrían acceso a la educación porque no tienen luz eléctrica, ni internet para recibir clases virtuales, pero por supuesto esto es algo que los tecnócratas del Ministerio de educación saben, pero no les importa.
En invierno las temperaturas en aquel lugar como así también en la lindante comunidad mapuche Laguna Fría, llega a ‑21° bajo cero. Es imposible transitar por los caminos, la nieve, el hielo y la falta de mantenimiento de los caminos, aislan a las comunidades, teniendo que sobrevivir sin leña, con escasa comida y la siempre escasez de agua. La asistencia en la salud, no existe. Si alguien se enferma eligen siempre sanarse con lawen, plantas medicinales del lugar, ya que la salita médica está desprovista de todo. El hospital más cercano es el de la localidad de Gan Gan, a unos 30kms, al que nadie quiere ir por falta de medicamentos, insumos y sobretodo por el mal trato o destrato que reciben.
A su ya difícil vida se suma ahora la amenaza minera. Las familias temen, que de concretarse la explotación, la contaminación ambiental, la contaminación social (los campamentos mineros albergan muchos hombres venidos de distintos lados en dónde proliferan prostíbulos, alcohol y drogas), y el empobrecimiento estructural que se agudizará, ya que los bebederos de los animales estarán contaminados provocando la mortandad del ganado. Les empuje a dejar sus tierras. El gobernador de la provincia de Chubut, Mariano Arcioni, ha dicho que la Meseta es sacrificable, porque no vive nadie allí. Que falacia!, que crueldad!. En ese extenso territorio hay familias de estirpe resilientes, capaces de convertir el desierto en un vergel. Sus dichos son criminales. Es un asesino justificando la muerte. Mayoritariamente mujeres viven en el lugar. De las voces de la papay escuchamos atentamente y en silencio, relatos de dolor, de violencia estatal, de la politiquería engañosa y manipuladora. Se percibe en ellas la rabia, la indignación y el hartazgo. Están dispuestas a pelear, a arrebatarle sus sueños a este maldito sistema. Ya no más angustias, ya no más pesadillas, el derecho al buen vivir será tejido con firme urdimbre en las manos de estás Weychafe zomo, guardianas de la tierra.Desde Puelwillimapu, Trekaletuaiñ iñ küme mongeleael.
Moira Millán
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