El escritor Joseph Andras nos ha pedi­do que traduz­camos y difun­damos el pre­sente artícu­lo, pub­li­ca­do por el autor en l’Humanité el pasa­do 31 de diciem­bre. Se tra­ta de un gesto sol­i­dario hacia nues­tra ami­ga Sara Aktaş, ya que deseamos dar vis­i­bil­i­dad a su caso.


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Sara Aktaş “Mujeres de tiempos rojos”

He aquí una his­to­ria que no aca­ba de sor­pren­der­nos: la especie mamífera más eru­di­ta se afana, con esmero mile­nario, en diri­gir a la otra mitad. En algu­nas oca­siones la acor­rala y se delei­ta inclu­so en con­tro­lar lo que acon­tece entre sus mus­los. Evi­den­te­mente no es el caso de todos los varones. Pero la pro­por­ción es más o menos acer­ta­da, si ten­emos en cuen­ta las cifras – Lo que es indud­able es que la mas­culin­idad, en su con­jun­to, sus­ci­ta inter­ro­gantes. En cier­to lugar de Ori­ente Medio, un deter­mi­na­do movimien­to va pro­ponien­do respues­tas. Resul­ta que clasi­f­i­can dicho movimien­to de “ter­ror­ista”. Resul­ta tam­bién que dichas apre­cia­ciones no son nun­ca inocentes. Se requiere cier­ta legit­im­i­dad, esa que lla­mamos poder. De Esta­do, en este caso con­cre­to. Y cuan­do el Esta­do elab­o­ra lis­ta­dos de cabrones, es preferi­ble que los ojeemos con aten­ción; ya que la ley está de su lado, inclu­so cuan­do la ley es sinón­i­mo de terror.

Dejé­monos de rodeos: nos refe­r­i­mos a Turquía y al movimien­to rev­olu­cionario kur­do for­ja­do en torno al Par­tido de los Tra­ba­jadores del Kur­dis­tán, el PKK y sus orga­ni­za­ciones her­manas. Y hable­mos de Sara Aktaş. Descono­ci­da en nue­stros para­jes; allá lejos, en algún lugar entre dos mares, su nom­bre figu­ra en la por­ta­da de dos volúmenes de poesía: Ruinas de guer­ra y Lo opuesto sería men­tir.

Todo comien­za en Îdir, no lejos de la fron­tera arme­nia – Iğdır en tur­co. Tier­ra de algo­dón y melo­co­tones. Sara Aktaş nació a finales de febrero de 1976. Estudió filosofía en Ankara y en los 90 se unió al movimien­to de lib­eración kur­do. En real­i­dad el ori­gen de su decisión viene de lejos: cuan­do ella nació se seguían con­tabi­lizan­do en Irak los muer­tos de la últi­ma guer­ra, la que enfren­tó a los pesh­mer­gas con el ejérci­to vence­dor del rég­i­men baatista; en Turquía, emergía el PKK: marx­ista, inde­pen­den­tista, autori­tario y defen­sor de la lucha arma­da con­tra la históri­ca opre­sión tur­ca. La cuestión de la eman­ci­pación de la mujer no fig­ura­ba en el cor­pus ide­ológi­co de la orga­ni­zación, sin embar­go, a par­tir de la déca­da de los 80, se con­vir­tió en pilar del social­is­mo rev­olu­cionario kur­do. Las mujeres del movimien­to, escribirá Sara, “han lid­er­a­do la lucha por la lib­er­tad”.

De este modo, Sara Aktaş arremete con­tra el “fas­cis­mo mas­culi­no”. El mis­mo que, según la “cien­cia de lib­eración de las mujeres” se alzó durante el neolíti­co de entre las ruinas de “la cul­tura de la mujer-madre”, la del “social­is­mo prim­i­ti­vo”, tal y como exis­tió antes de que la caza, el monoteís­mo, el Esta­do – nación y el cap­i­tal­is­mo se hiciesen con el poder. Aktaş fue una de las por­tav­o­ces del Movimien­to Democráti­co de Mujeres Libres, fun­da­do en los primeros años del pre­sente siglo. Más tarde lo reem­plazaría el Con­gre­so de Mujeres Libres que fue a su vez susti­tu­i­do por el Movimien­to de Mujeres Libres. Ha sido cofun­dado­ra del Par­tido de la Sociedad Democráti­ca, el cual ha instau­ra­do entre sus miem­bros la cuo­ta femeni­na del 40%: en 2009 el rég­i­men lo inhab­il­itó alu­di­en­do un pre­sun­to vín­cu­lo con el PKK. El mis­mo año, la poeta fue encar­ce­la­da en el mar­co de una reda­da dirigi­da con­tra la Agru­pación de Comu­nidades del Kur­dis­tán, el KCK, por el déspota del AKP, nos refe­r­i­mos a Erdoğan – cer­ca de 8000 per­sonas fueron detenidas. Aktaş sabía per­fec­ta­mente lo que sig­nifi­ca­ba desafi­ar al nacional­is­mo tur­co: han sido diez años de trul­lo, en Konya y en Sıvas, lugar que conocía pre­vi­a­mente. Y de tor­tu­ra tam­bién. En cau­tive­rio la mejor vía que ha encon­tra­do para expre­sarse ha sido la poesía – sen­cil­la, escue­ta, nos con­fe­sará. “En mi caso la poesía nun­ca ha surgi­do a par­tir de una per­cep­ción oníri­ca”.

La rev­olu­cionar­ia fue pues­ta en lib­er­tad durante el ver­a­no de 2014. Fundó una aso­ciación fem­i­nista – pronta­mente pro­hibi­da, en el sud­este turco.

Noso­tras / con nues­tra revuelta enter­ra­da / Nues­tra serenidad agaza­pa­da en el fon­do de los lagos / Cuarenta tren­zas en el pelo / Ven­i­mos de valles ver­tig­i­nosos / Somos las mujeres de los tiem­pos rojos”.1

Dos años más tarde será arresta­da en el aerop­uer­to de Atatürk. La acu­san de pre­tender huir a Ale­ma­nia con un pas­aporte fal­so; ella ase­gu­ra que solo quería lle­gar a Îdir, para ver a su famil­ia y que llev­a­ba sus pape­les de iden­ti­dad. Sus poe­mas – así como sus artícu­los y el man­u­scrito de una nov­ela inédi­ta – se uti­lizaron en su con­tra (“Si obser­van mis libros, verán que en ningu­na de mis fras­es se inci­ta al pueblo al odio”, argu­men­tará). Estu­vo bajo arresto domi­cil­iario. Tras los bar­rotes, Aktaş respondió a las pre­gun­tas de la joven pin­to­ra Zehra Doğan, encar­ce­la­da a su vez por haber difun­di­do en inter­net un dibu­jo y el tes­ti­mo­nio de una niña kur­da: “Las mujeres eri­girán un espa­cio de lucha en cada rincón de la tier­ra en la que son masacradas”. Por aquel entonces Daesh agon­i­z­a­ba; Erdoğan, acom­paña­do de las tropas rebeldes sirias, invadiría después el norte de Siria, bastión rev­olu­cionario de may­oría kur­da. A finales de 2017, recién sal­i­da de la cár­cel, se enter­ará de que han emi­ti­do una nue­va orden de arresto en su con­tra: tras haber pasa­do diecisi­ete años entre rejas, decide fugarse. Se esconde en Estam­bul y más tarde, con la ayu­da de con­tra­ban­dis­tas, en el Kur­dis­tán iraquí. Per­manece allí durante un año, enfer­ma, ejer­cien­do como peri­odista. Lle­ga a Fran­cia en la pri­mav­era de 2019. Acu­sa­da de ser una de las fig­uras del KCK, en la actu­al­i­dad pen­den sobre ella dos con­de­nas, de diez y diecisi­ete años respectivamente.

Somos las que des­per­taron de la nada / Adosadas a las laderas de las mon­tañas / Hemos con­tem­pla­do innu­mer­ables auro­ras / Han cobra­do vida en nue­stros cuer­pos / Entre lamen­tos incrus­ta­dos en nues­tra piel / Y sonidos de tam­bores / Hemos destru­i­do nues­tras jaulas”.2

Sara Aktaş ha solic­i­ta­do asi­lo en nue­stro país (Fran­cia): sería todo un deshon­or denegárselo.

Joseph Andras

 

joseph andras

Joseph Andras, escritor. Publicó su primera novela en 2016, “De nuestros hermanos heridos”, dedicada a Fernand Iveton, obrero pied noir e independentista. Esta obra le valió el Premio Goncourt, galardón que rechazó. En Mayo de 2017 publicó junto a D’ de Kabal un libro- disco titulado “Solo queda un perro”, poema sobre el puerto de le Havre. A principios de 2018 pasó dos meses en Chiapas. En Septiembre de 2018 publicó “Kanaky, Tras las huellas de Alphonse Dianou”: una investigación sobre un militante del FLNKS asesinado en 1988. En Abril de 2017 firmó una tribuna denunciando la encarcelación de periodistas en Turquía. El 25 de Marzo de 2019 publicó en L’Humanité una crónica sobre la cantante kurda Nûdem Durak.

Traducido por Maite
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