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La mirada de Ceylan Önkol, sus ojos abiertos de par en par, simboliza a todxs lxs niñxs atrapadxs por las guerras, a todas las generaciones rotas en la flor de la vida.
Os relatamos el origen de esta fotografía. Zehra Doğan nos lo explicó hace tiempo. Ceylan estaba cuidando ovejas cuando un mortero acabó con su vida. En aquel entonces la prensa publicó una imagen de fotomatón, en la que vemos a Ceylan con los ojos exageradamente abiertos.
Mataron a Ceylan Önkol un 28 de septiembre de 2009 en un pueblito llamado Hambaz, cerca de Senlik, entre los distritos de Lice y Diyarbakir. Su muerte causó gran revuelo y conmoción en el oeste turco. Sin embargo 4 años más tarde a occidente le importa bastante poco la suerte del pueblo kurdo. El escenario de la muerte de Ceylan Önkol se encuentra en el triángulo de la unidad militar de Tabantepe, en el eje de la frontera entre Bingöl y Diyarbakır y las comisarías de policía de Abali y Yayla. El “procesamiento” se ha volatilizado en los meandros de una investigación fallida y el propio CDEH elude toda responsabilidad.
Este caso concreto simboliza también la impunidad de un crimen cometido por las fuerzas armadas de un Estado, cuya víctima es una niña.
En territorio turco se han registrado multitud de incidentes de este tipo. Algunos han estremecido durante cierto tiempo, tal y como sucedió en 2015 con el pequeño Alan Kurdî (Aylan Kurdi, según la prensa). La imagen de su cadáver tendido en la playa dio la vuelta al mundo. Acto seguido la UE firmó un acuerdo con el régimen turco, sellando así una “alianza” contra los migrantes y condenando a los “traficantes de personas”.
Mataron a Nihat Kazanhan cuando tenía 12 años, a Berkin Elvan en 2014 durante la revuelta de Gezi, cuando se dirigía a comprar pan, sin olvidar a Muhammet y Furkan, aplastados por un tanque mientras dormían y a tantos otros…
Se supone que Turquía cuenta con 23 millones de niños. La cifra disminuye. De modo lacónico una página de información oficial del régimen turco cita: “En 2016 fallecieron en Turquía 2270 niños de entre 1 y 17 años. En 2017 la cifra ha disminuido, hemos contabilizado 1846 muertes…El índice de matrimonios de mujeres jóvenes ha pasado de 5.8% en 2014 a 3.8% en 2018… El porcentaje de menores (entre 15 y 17 años) que trabajan para poder sacar a la familia adelante era del 20.3%. En 2018 ha alcanzado el 21.1%…”. Es decir, todo va bien. Al parecer las matanzas perpetradas en territorio kurdo en 2015 y 2016 han esquivado a lxs niñxs. El citado informe no proporciona dato alguno acerca de lxs menores nacidxs en prisión que permanecen actualmente entre rejas. En 2017 sin embargo se habían contabilizado 2800, 200 vivían en zonas destinadas a reclusxs acusadxs de “terrorismo”. A finales de 2019 se habla de cerca de 4000 casos, 700 de ellos afectados por las normas de la reclusión “política”.
Zehra Doğan ha cohabitado durante su encarcelación con lxs hijxs de las prisioneras y ha documentado esta circunstancia. Afortunadamente algunxs de ellxs se encuentran hoy en libertad.
De hecho, la Asociación de derechos humanos turca (IHD) ha publicado un informe acerca de la violación de los derechos de lxs niñxs en Turquía. “Desde 2002, bajo mandato del AKP (Partido de la justicia y desarrollo), 440 000 niñas y adolescentes menores de 18 años han sido madres”, indica la asociación. El documento no menciona a los niños…
Nos preguntamos si Turquía encabeza la lista de países que violan los derechos de los menores…
Desde luego que no, mal que les pese a quienes alegan que el carácter “musulmán” otorga al país un profundo desdén de ámbito general. En lo que se refiere a las agresiones sexuales el causante es el patriarcado. En Estados Unidos por ejemplo, las cifras de las agresiones sexuales sobre menores migrantes dan escalofríos. Las autoridades encargadas de la protección de la infancia atienden cada año más de 3 millones de casos. El índice de mortalidad infantil ronda los 100 000. Y eso sin mencionar las matanzas de jóvenes provocadas por el floreciente mercado armamentístico. Los USA no son un territorio “musulmán”…Pero nuestro objetivo no es comparar datos de infanticidios.
Queremos recordar a los niños en países en guerra y el tributo que rinde a Ceylan, Zehra Doğan en las calles de Londres mediante un mural.
Zehra denuncia por un lado la suerte de lxs niñxs kurdxs, abatidxs por las balas o despedazadxs por los tanques, crímenes que quedan impunes y al mismo tiempo hace una lectura global sobre la temática en torno a la guerra y lxs niñxs. Se trata de un dibujo en nombre de la paz, si bien la oveja representada en el mismo nos envía un mensaje de resistencia.
Este dibujo podría abarcar perfectamente el destino de los niños ahogados en el Mediterráneo, lxs pequeñxs yemeníes muertxs por culpa de las armas europeas vendidas a los verdugos, lxs niñxs palestinxs y tantxs otrxs.
Los ojos de Ceylan Önkol permanecen abiertos de par en par, instigándonos a que abramos los nuestros. En este preciso instante en el que las autoridades europeas hacen la vista gorda y permiten que Erdogan lance su operación militar en el Norte de Siria. Hoy más que nunca debemos reaccionar.