En los albores del siglo XX, en Gorizia, pueblecito fron­ter­i­zo del extin­to impe­rio aus­tro­hún­garo nació el pin­tor Zoran Musiç. Cursó estu­dios de Bel­las Artes en la Uni­ver­si­dad de Zagreb con el obje­ti­vo de con­ver­tirse en pro­fe­sor de dibu­jo. Pero se vio atra­pa­do en la vorágine de la segun­da guer­ra mundi­al. En 1944 fue detenido por la Gestapo y encer­ra­do en la prisión de Tri­este. Lo man­tu­vieron pre­so durante 26 días con el agua has­ta los tobil­los, a oscuras, en un cubícu­lo en el que no podía per­manecer ni ergui­do ni recosta­do. Le acusaron de pertenecer a la resisten­cia tri­esti­na, que com­bat­ía des­de la clan­des­tinidad la ocu­pación fascista de Eslove­nia. Tras repeti­dos inter­roga­to­rios de tinte macabro le dieron la opción de ele­gir: o se con­vertía en chi­va­to y colab­ora­ba con las SS o le deporta­ban al cam­po de con­cen­tración de Dachau. Eligió lo segun­do, con­vir­tién­dose en el pri­sionero n° 128231. Estu­vo emplea­do en un taller de arqui­tec­tura y en una fábri­ca sub­ter­ránea de armas. Sirvién­dose de las lámi­nas que con­seguía arran­car de los volúmenes de la bib­liote­ca y uti­lizan­do car­bon­cil­lo y lápices elaboró cer­ca de doscien­tos boce­tos en los que describía la agonía y el sufrim­ien­to de sus com­pañeros. Musiç sobre­vivió a Dachau pero tan solo se con­ser­varon un cen­te­nar de dibu­jos de aquel peri­o­do. Décadas después, con­ver­tido ya en un artista de renom­bre inter­na­cional, el pro­pio autor bau­ti­zaría aque­l­la serie como “Nosotros no somos los últi­mos”. Efec­ti­va­mente, los hor­rores de las guer­ras se per­pet­u­arían y repe­tirían sin cesar, en nuevas con­tien­das, nuevos escenarios.

En el mar­co del Fes­ti­val de Otros Mun­dos cel­e­bra­do el pasa­do Sep­tiem­bre en Mor­laix (Fin­is­terre francés) la escrito­ra tur­ca Aslı Erdoğan envió un men­saje sol­i­dario a la pro­tag­o­nista del cita­do fes­ti­val, la artista y peri­odista kur­da Zehra Doğan, que cumple una con­de­na de dos años, nueve meses y 22 días prisión en la cár­cel de alta seguri­dad de Diyarbakır (Amed en kurdo)*.

Dec­i­mos que el ser humano debe escribir con el cuer­po, un cuer­po desnudo, en carne viva… Ya que la san­gre opera mila­gros cuan­do envía pal­abras hacia la vida…
Hace 70 años en los cam­pos de con­cen­tración hubo artis­tas que escri­bieron poe­mas en papel higiéni­co y pin­taron con su propia san­gre. En la actu­al­i­dad en las cárce­les tur­cas ten­emos a Zehra Doğan, que dibu­ja con su propia san­gre ya que con­fis­can su mate­r­i­al. Y que san­gra sin cesar porque incau­tan una y otra vez sus obras”.

Zehra Doğan nació en el seno de una famil­ia kur­da de Diyarbakır/Amed, ciu­dad mile­nar­ia, cap­i­tal del Kur­dis­tán tur­co. Tran­scur­rió su infan­cia encar­a­ma­da a las ramas de una mor­era que fran­que­a­ba la ter­raza de la vivien­da famil­iar. Cada noche cumplía el mis­mo rit­u­al: ascendía a la cima del árbol y se recosta­ba en una platafor­ma de madera que su padre había con­stru­i­do para que pud­iese con­tem­plar los cúmu­los de estrel­las mien­tras fan­tasea­ba con sur­car las pro­fun­di­dades infini­tas del uni­ver­so. Se acur­ru­ca­ba en el rega­zo de su madre y escuch­a­ba aten­ta el rela­to de los entre­si­jos del mun­do celeste.

Cursó estu­dios de Bel­las Artes en el sud­este Ana­to­lio, en la ciu­dad de Dicle.

Pero la expe­ri­en­cia vital de una joven kur­da naci­da en 1989 no podía sortear el esce­nario de maras­mo y ten­sión que se res­pira­ba en el Kur­dis­tán del Norte tras décadas de opre­sión y vio­len­cia estatal. De modo que estu­vo con­fronta­da tem­prana­mente a la sigu­iente ecuación: o se res­guard­a­ba en casa, porque tal y como repetía su madre si te aso­mas a la calle te asesinarán, o bien salía y tes­ti­mo­ni­a­ba las matan­zas que per­pe­tra­ba el Esta­do entre su gente. Zehra optó por la segun­da opción. El 8 de Mar­zo de 2012 creó jun­to con otras com­pañeras kur­das la primera agen­cia de pren­sa com­pues­ta ínte­gra­mente por mujeres, JINHA. El mal­o­gra­do reportero argenti­no Ale­jan­dro Had­dad dejó con­stan­cia de esta aven­tu­ra en una entre­vista en la que se apre­cia la arrebata­do­ra son­risa y cán­di­da juven­tud de Zehra y sus com­pañeras. Por aquel entonces nadie podía imag­i­nar que cuan­do se cumplía un siglo del geno­cidio arme­nio el Esta­do tur­co estu­viese preparan­do un etno­cidio cuyos ten­tácu­los alcan­zarían inclu­so al Kur­dis­tán sirio.

A comien­zos de 2015 la agen­cia Jin­ha pub­licó una serie de repor­ta­jes real­iza­dos por Zehra Doğan en com­pañía del fotó­grafo Refik Tekin en los que recoge el tes­ti­mo­nio de hor­ror y deses­per­an­za de las mujeres yazidíes que habían con­segui­do escapar de las gar­ras de Daesh. Infor­mó que habían secuestra­do y vio­la­do a cer­ca de 7000 mujeres, sirvién­dose de algu­nas como bom­bas humanas. Esta cróni­ca le val­dría el pre­mio Metin Gök­te­pe (en hon­or al peri­odista asesina­do en 1996). Zehra dedicó el galardón a la memo­ria del reportero Deniz Fırat, fal­l­e­ci­do mien­tras graba­ba los ataques de Daesh y a las mujeres de las YPJ, que resistían en Kobanê y en Sinjar.

2015 fue tes­ti­go pres­en­cial de la bar­barie que asola­ba su región, cubrien­do las matan­zas de Cizre, Dargeçit, Sin­jar y Roja­va. Durante el esta­do de sitio de Nusay­bin per­maneció 5 meses encer­ra­da en una casa jun­to con diputadxs y alcaldes/as de los pueb­los limítro­fes. No cesó de infor­mar acer­ca de las atro­ci­dades per­pe­tradas por el ejérci­to tur­co. Divul­gó el men­saje de paz de una niña kur­da atra­pa­da bajo los bom­bardeos y real­izó un dibu­jo dig­i­tal que repro­ducía la destruc­ción de Nusay­bin por los tan­ques del ejérci­to, ambas noti­cias le val­drían una incul­pación por “pro­pa­gan­da ter­ror­ista”. Tras 141 días de prisión pre­ven­ti­va en Mardin (peri­o­do de fér­til activi­dad durante el cual real­izó una serie de lien­zos que fueron expuestos en Diyarbakır, bajo el títu­lo “141”), quedó en lib­er­tad condi­cional en Diciem­bre de 2016. Al cabo de dos meses un tri­bunal local cor­roboró la con­de­na de 2 años, 9 meses y 22 días de prisión. Pero Zehra no acud­ió a la lec­tura del vere­dic­to. Vivió en clan­des­tinidad durante 3 meses, encer­ra­da en casa de unos ami­gos, ator­men­ta­da por el recuer­do de los cuer­pos sin vida de los que habla­ba en sus repor­ta­jes, cadáveres que se infil­tra­ban en su habitación y se tendían jun­to a ella, en una escenografía macabra que le hacía pen­sar que efec­ti­va­mente esta­ba per­di­en­do la razón. Uti­lizó como soporte para sus dibu­jos las pági­nas de los per­iódi­cos que recopi­l­a­ban los casos de tor­turas, masacres y asesinatos a san­gre fría que se iban suce­di­en­do ante la pas­mosa indifer­en­cia del mun­do, tal y como recoge el títu­lo de una de sus crea­ciones de aque­l­la época: El esta­do destruye, la Unesco contempla.

Zehra Doğan

Zehra Doğan — El esta­do destruye, la Unesco con­tem­pla
Pho­to © Jef Rabillon

El 12 de Junio de 2017 aban­donó su escon­dite con el propósi­to de vis­i­tar a su famil­ia. Fue deteni­da en un con­trol ruti­nario y encer­ra­da en la cár­cel de mujeres de alta seguri­dad de Diyarbakır, bastión de la resisten­cia kur­da, con­sid­er­a­da una de las 10 pri­siones más tene­brosas del mundo.

Pero Zehra no ha per­di­do el con­tac­to con el exte­ri­or, gra­cias a la red sol­i­daria que se ha ido tejien­do en torno a su per­sona y el impacto que provo­can sus obras en las exposi­ciones que se vienen cel­e­bran­do en difer­entes pun­tos de la geografía france­sa y euro­pea. No ha cesa­do de pin­tar a pesar de las difi­cul­tades, ya que el per­son­al pen­i­ten­cia­rio no le per­mite dispon­er de mate­r­i­al de dibu­jo. Esta estrate­gia puni­ti­va, en lugar de ame­drentar el carác­ter y la per­se­ver­an­cia de la joven artista kur­da ha logra­do por el con­trario enco­mi­ar su ímpetu com­bat­i­vo y con­fir­mar su apues­ta de resisten­cia a través del arte. Elab­o­ra col­orantes sirvién­dose de diver­sos ele­men­tos, restos de ali­men­tos, excre­men­tos de pájaros e inclu­so san­gre men­stru­al. Con fre­cuen­cia los guardianes de la prisión con­fis­can sus crea­ciones y pig­men­tos, ante lo que ella reac­ciona con vehe­men­cia: Yo dibu­jo, ellos destruyen, vuelta a empezar. Embe­bi­da por la memo­ria de las mujeres, los paisajes y los col­ores que habi­tan la cuen­ca mesopotámi­ca y com­pro­meti­da con la his­to­ria de su pueblo, el kur­do, Zehra nos trasmite el sigu­iente men­saje:

Posi­cionarse con­tra la per­se­cu­ción que pres­en­ci­amos con nue­stros ojos es un acto de gran respon­s­abil­i­dad que debe ser inher­ente a la nat­u­raleza humana. El hecho de no com­bat­ir­la sig­nifi­caría que no ten­emos fe en la con­cien­cia, el bien, la jus­ti­cia y el cam­bio. Supon­dría que clau­dicamos des­de un principio”.

Zehra Doğan en un gesto de resilien­cia, respon­s­abil­i­dad y cora­je nos brin­da a través de sus lien­zos un lumi­noso tes­ti­mo­nio de la bar­barie, la cróni­ca de una tier­ra impreg­na­da de san­gre, de un pueblo sum­i­do en la oscuri­dad. Se lan­za a las lla­mas dis­pues­ta a absorber la real­i­dad del fuego. En pal­abras de Jan Krugi­er, colec­cionista de arte y super­viviente del holo­caus­to de ori­gen pola­co, “solo los artis­tas capaces de involu­crar su propia exis­ten­cia en su labor cre­ati­va poseen un res­p­lan­dor revesti­do por las cenizas del tiem­po. Sin lugar a dudas Zehra Doğan pertenece a esta estirpe de artistas.”

Podéis con­tem­plar 20 repro­duc­ciones de su peri­o­do clan­des­ti­no en la libr­ería Kax­il­da de Donos­tia a par­tir del 28 de Noviem­bre, durante 5 semanas.

Maite


* Zehra Doğan jun­to fue trans­feri­da con otras veinte detenidas a la prisión mil­i­tar de Tar­so a finales de Octubre. Ni su famil­ia ni sus abo­ga­dos fueron infor­ma­dos del trasla­do con antelación.

**El de Zehra Doğan no es en abso­lu­to un caso ais­la­do. Un informe reciente del sindi­ca­to de peri­odis­tas francés nos record­a­ba que en la actu­al­i­dad 183 peri­odis­tas per­manecen encar­ce­la­dos en las maz­mor­ras tur­cas, más de 150 han tenido que tomar la sen­da del exilio y cer­ca de 200 pub­li­ca­ciones han sido pro­hibidas. El AKP con­tro­la en estos momen­tos el 80% de los medios de comu­ni­cación. Asimis­mo diver­sas aso­cia­ciones defen­so­ras de dere­chos humanos (AI, HRW entre otras) hacen un bal­ance escalofri­ante de la actu­al­i­dad tur­ca y nos recuer­dan que tras la fal­l­i­da inten­tona golpista de Julio de 2016, el Esta­do tur­co ha empren­di­do acciones legales con­tra más de 160.000 per­sonas, de las cuales 50.000 con­tinúan detenidas en espera de juicio.

WEB_LIBRETO ZEHRA_cast_ind
Imagen principal: Zehra Doğan. Natural mixtures on fabric, 141 x 75 cm, 2018 Prisión de Diyarbakır.
Esta obra original e inédita se venderá en la Feria de Arte Kurdo — Kurdish art Fair de Londres el 8 de diciembre de 2018.
Vous pouvez utiliser, partager les articles et les traductions de Kedistan en précisant la source et en ajoutant un lien afin de respecter le travail des auteur(e)s et traductrices/teurs. Merci.
Kedistan’ın tüm yayınlarını, yazar ve çevirmenlerin emeğine saygı göstererek, kaynak ve link vererek paylaşabilirisiniz. Teşekkürler.
Ji kerema xwere dema hun nivîsên Kedistanê parve dikin, ji bo rêzgirtina maf û keda nivîskar û wergêr, lînk û navê malperê wek çavkanî diyar bikin. Spas.
You may use and share Kedistan’s articles and translations, specifying the source and adding a link in order to respect the writer(s) and translator(s) work. Thank you.
Por respeto hacia la labor de las autoras y traductoras, puedes utilizar y compartir los artículos y las traducciones de Kedistan citando la fuente y añadiendo el enlace. Gracias
KEDISTAN on EmailKEDISTAN on FacebookKEDISTAN on TwitterKEDISTAN on Youtube
KEDISTAN
Le petit mag­a­zine qui ne se laisse pas caress­er dans le sens du poil.