Entrevista con Maaz İbrahimoğlu publicada en Ahval el 6 de octubre de 2018
Zehra Doğan: Tras los grises muros contemplo la vida con más color
En muchos lugares del mundo el último respiro común de los opositores reside en el arte. La mayoría de las informaciones acerca de la actualidad se convierten en obsoletas con el paso del tiempo. Sin embargo, toda creación artística traspasa las puertas de la inmortalidad.
Zehra Dogan recurre al arte para comunicar. Mientras nosotros intentamos hacer periodismo cámara en mano, ella abre una nueva vía de oposición dibujando y pintando, plasmando aquello que contempla.
Dibujó la ciudad de Nusaybin destruida.
La justicia estimó que las obras de Zehra Dogan “trascendían los límites de la crítica” y decretó su ingreso en prisión. Una vez dentro de la cárcel han ido añadiendo nuevas interdicciones, al margen de las ya existentes. No le han facilitado pigmentos, lápices, pinceles. Pero Zehra se las ha apañado para crear una nueva gama de colores utilizando frutas, verduras, café e incluso sangre. Creando este cuadro negro, cueste lo que cueste, ha demostrado lo que significa resistir desde todos los frentes y que la oposición a través del arte no conoce fronteras.
Dogan dice “En el origen de mi arte hay conviccion y esperanza”.
Ha respondido a las preguntas de Ahval desde la prisión de Diyarbakır donde permanece encarcelada.
• ¿En primer lugar, podrías hablarnos de las condiciones dentro de la cárcel?
Violaciones de los derechos, nepotismo, la injusticia de Turquía también se propaga en prisión, este dato es de sobra conocido en la historia reciente del país. Aunque en ocasiones las persecuciones no tengan el mismo calibre, persisten. En la actualidad se ha levantado el estado de emergencia pero sus prácticas son moneda corriente.
En nuestra zona hay amigas enfermas. Algunas madres de avanzada edad tienen problemas de salud. Y aunque en su estado no deberían permanecer presas, los informes de salud dictaminan lo contrario. Las violaciones de los derechos de las reclusas enfermas alcanzan niveles alarmantes…
Nos aplican medidas restrictivas con respecto a los libros, lecturas, periódicos y cuadernos. No nos surten el diario “Yeni Yasam”. Podemos leer “Evrensel” de vez en cuando. La cárcel no proporciona equipos de primera necesidad tales como mantas, sábanas y útiles personales y los que ya existen son descuidados por la administración penitenciaria. En lo que se refiere a la ropa nos complican la vida con los cupos y colores. De hecho no me entregan los útiles que necesito para dibujar. Incluso confiscan y destruyen los dibujos que realizo y los pigmentos que preparo utilizando desechos.
Estoy aquí junto a 70 mujeres de gran vivacidad, de diversas esferas, activistas, políticas, distribuidoras de periódicos. Compartimos nuestra zona con Leyla Güven, diputada (que estando ya presa salió elegida durante los comicios del 24 de Junio de 2018). En la zona que os he descrito no tenemos ni un solo instante de asueto. En este lugar llevamos a cabo reflexiones y charlas sobre temas variados, como por ejemplo la historia de la mujer, la filosofía feminista, la política actual, la historia de Oriente Medio y sus pueblos oprimidos, la de los kurdos, las antiguas ciudades ‑estado del neolítico, el sistema Estado-Nación, las religiones monoteístas…
• ¿Cómo se ejerce la solidaridad entre prisioneras? ¿Existe una jerarquía?
En nuestra condición de rehenes políticos se establece entre nosotras un Derecho de camaradería. Nosotras las mujeres conocemos perfectamente cuál es el significado del periodo que atravesamos. Recolectamos los escombros de miles de años de poder patriarcal… ¿Qué es lo que ha sucedido para que los hombres hayan dejado el mundo en semejante estado? La respuesta a esta pregunta radica en la jerarquía, la ambición, la insatisfacción, la acumulación, los poderes, la autoridad, la violencia, las guerras y agresiones, que obligan a la gente a auto defenderse… ¿Crees que podemos permitirnos cometer los mismos errores, siendo conscientes de todos estos elementos, debatiendo cada día sobre ellos y reflexionando acerca de la manera de ampliar la lucha? Por estas razones aquí no hay lugar para la autoridad ni ningún tipo de jerarquía.
• ¿Con qué colores contemplas la vida del exterior?
En este lugar de máxima opresión cada reclusx reacciona según su carácter.
Los deseos de una mujer determinada a ser libre, son libres solo cuando percibe que está encerrada (el sonido de las cadenas te hace reaccionar). Cuando sueña se emociona, grita, pasea y tiende el oído al sonido de la naturaleza. Es el germen de esta historia. No puede aceptar permanecer ociosa, está en movimiento. Entre estas paredes contemplo la vida desde un prisma lleno de colores. Me encantan el amarillo y el rojo. Antes cuando estaba fuera me gustaban mucho pero ahora siento verdadera pasión por ellos.
• En uno de tus reportajes dijiste: “Los colores se cubrieron de una capa de negro mejorado con el rojo sangre. Pero el negro no es un tono neutro, sino cálido. Con el negro los colores no desaparecen, simplemente se ocultan en su interior. Aunque se utilice para cubrir otros tonos, si rascas un poco descubrirás los colores que oculta”. ¿Sigues pensando lo mismo?
Si consigues vislumbrar un halo de luz en la oscuridad circundante significa que la salida está cercana. Los colores existen sobre todo allí donde están prohibidos. Porque los colores son testarudos. Se esconden pero no desaparecen. Es cierto que han transformado el país en un espacio lúgubre. Han reunido diversas tonalidades que viven en este país, armenias, siriacas, caldeas, kurdas, árabes, han negado su existencia, las han mezclado en una especie de trituradora y han obtenido un color negro intenso. Nos hemos convertido en un color único.
Pero a pesar de todo para mí el negro simboliza una santidad. Me gusta porque en su interior escucho el barullo de todos los colores oprimidos, me permite comprender que los demás tonos no han desaparecido. Allí donde el negro es más vivo se encuentran los colores más intensos. Debemos prestar atención a esas voces. La posibilidad de conseguir salir adelante está en nuestras manos. Sí es cierto nuestro semblante es sombrío pero seguimos existiendo.
Efectivamente me encuentro en un lugar muy tenebroso en un momento atroz.
Pero me puedes creer que aquí el negro no existe. Todo está prohibido. Los colores están prohibidos. Pero escucho la naturaleza que me susurra al oído. He construido una paleta de colores muy variada a base de café, té, el amarillo del limón, el malva de la berza, el tinte de la granada, el verde de la lechuga. En el exterior no disponía de tantos pigmentos. Al llegar aquí podía haber arrojado la toalla, ya que no tenía nada. Me podía haber quedado a esperar que en un futuro se hiciese justicia y que la administración penitenciaria me proporcionase material para dibujar. La espera es un acto de doble filo. Cuando es pasiva, mata y transforma la persona en un ser obediente. Solo tiene sentido cuando se funde con la lucha. Como dijo Nietzsche: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento humano” (Humano, demasiado humano).
• La sentencia de tu condena subrayó (con respecto al dibujo representando la ciudad de Nusaybin destruida) que “trascendía los límites de la crítica”. A tu parecer ¿en qué residen los límites de la crítica, qué significa “trascender los límites”?
Puedo decir que me enfrento a un veredicto tragicómico. Me condenaron por haber dibujado Nusaybin destruida, por haber trascendido los límites de la crítica. En ese dibujo no hay nada ficticio. Se trata de la representación artística de la realidad. Si el hecho de dibujar la realidad trasciende los “límites de la crítica”, me pregunto, qué límites trasciende el hecho de haber destruido la ciudad. De hecho el arte no conoce límites. Semejante interpretación demuestra una insuficiencia intelectual.
Debo precisar que soy la artista de un pueblo reprimido. La artista de un pueblo reprimido, recupera la voz del pueblo valiéndose de su arte. Hace años Sékou Touré dijo: “No basta con escribir una canción revolucionaria para participar en la revolución africana. Tienes que forjar la revolución con la gente, las canciones llegarán después por sí solas”. Sus palabras siguen estando de actualidad. Creo que el juez lo comprendió. ¿Qué fue lo que dijo Zaratustra? “Vete a tu soledad con tu amor y con tu crear, hermano mío; sólo más tarde te seguirá la justicia cojeando”.
• Hace tres años decías ” La mujer kurda es dulce, su destino negro”. ¿Cómo ves el futuro de las mujeres kurdas?
“Sirve un té mesero, que sea dulce como la mujer kurda y negro como su destino”. El doctor Qasimlo pronunció estas palabras en homenaje a la mujer kurda, cuya existencia transcurre entre fronteras, matanzas, arrestos y exilio. Han cambiado muchas cosas desde aquellos días. Desde mi punto de vista negro es el destino no solo de las kurdas sino de todas las mujeres del mundo. En un mundo patriarcal las mujeres son siempre prisioneras, las “otras”.
El destino de la mujer kurda es negro pero a pesar de todo nunca ha dejado de luchar. Daech secuestró a miles de mujeres yazidíes pero al mismo tiempo había miles defendiendo las tierras de Rojava. Los rehenes se cuentan por millares, pero otras tantas siguen resistiendo. Goethe dijo: “El que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día.” Nosotras las mujeres hemos jurado tener en cuenta esos cinco mil años de historia. Y ahora guiamos a los hombres.
• Banksy y Borf han dibujado por ti y han proyectado tu dibujo. De hecho has recibido importantes premios a nivel internacional. ¿Qué sientes al respecto?
Está claro que el apoyo de Banksy y Borf me ha hecho feliz. Pero lo que de verdad me proporcionó una dicha enorme fue que el dibujo de Nusaybin destruida, razón por la que me tienen recluida, se proyectase a gran escala en una avenida concurrida de Nueva York.
En aquel entonces pensé en las palabras de Sartre: “No se puede vencer el mal sino con otro mal” (Las moscas). Aquel dibujo significaba la victoria de las víctimas. Gracias a Banksy y Borf el mundo entero supo lo que había sucedido en Nusaybin. Y lo publicaron medios como el New York Times, el Guardian, The Economist, la BBC. Y todos los premios que me otorgan homenajean al conjunto de lxs presos políticos.
• A pesar de estar encarcelada tus ganas de vivir son enormes. Extraes colores a partir de tus vivencias. ¿A qué se debe?
Nuestras vidas están delimitadas por el raciocinio, lo cual complica seriamente nuestras existencias. Debemos sumergirnos con más frecuencia en nuestro mundo interior. Urge rescatar los sedimentos acumulados en los pasillos de nuestra conciencia. Me temo que es la única manera de que nuestra búsqueda adquiera un carácter existencial. Por ejemplo, las rejas que tengo frente a mí en estos momentos, las integro en mi memoria con códigos concretos.
¿Cuándo saldrá a la superficie esta imagen? Ignoro en qué circunstancia pueda brotar, tal vez cuando quiera dar sentido a una idea o redactar un texto socio político acerca de las alambradas o la cárcel.
Cuando observas la naturaleza sin hacer la dicotomía entre sujeto y objeto, ella te murmura todos sus secretos al oído. Porque es generosa .Basta con que le prestes atención. En ese instante las hortalizas, los desechos, las heces de las aves se convierten en colores. El colchón, la tolla, la página de un periódico, el papel de liar, el embalaje de los limones permite que surjan nuevos lienzos.
• Aunque suene a estereotipo, ¿qué es lo que más echas de menos?
Siento nostalgia de las risas de los niños que escuchaba hace tres años, cuando las calles y los barrios estaban en llamas, devastados.
• Y las cartas… ¿Quieres compartir con nosotros el mensaje que más te ha emocionado?
Me llegan cartas desde México, Brasil, China, Estados Unidos, Canadá, Australia, Túnez, Líbano, de varios países europeos y otros lugares del planeta…Todas contienen una historia diferente, un universo diferente. Los que más me emocionan son los niños. Dibujan siguiendo los métodos que empleo y luego me envían el resultado. Un día recibí un mensaje de una mujer de 80 años. Me escribió: “Soy una señora de edad. No entiendo todo lo que sucede en el mundo. He ido a ver tu exposición. He conocido kurdos. Te pido perdón por no haber sabido antes que erais víctimas de un trato tan inhumano”. Sus palabras me emocionaron profundamente. (Se trata de una postal enviada a raíz de la muestra celebrada en Angers, Francia, en Enero de 2018).
Mi amiga Naz Oke me escribió en una de sus cartas “Hoy ha venido a ver la exposición un grupo de discapacitados. Se han quedado bastante tiempo. La educadora nos ha dicho: ‘No hemos venido aquí por casualidad. Llevamos un mes preparando el terreno. Les hemos informado sobre el tema. Ahora estamos aquí para ver las obras y recopilar sus impresiones’. Se trataba de personas con dificultades mentales “ (Exposición de Angers, 2018). Esta noticia me llegó al alma.
• Eres una entre cientos de periodistas. ¿Cómo te sientes como parte integrante de un gran círculo de castigadxs?
En la actualidad en Turquía hay más de cien periodistas encarcelados. Está claro que formo parte de ese grupo. En todos mis dibujos me refiero a los periodistas encerrados, porque mi obra habla del presente. No está anclada en el pasado ni en la continuidad de una corriente europea en particular. Se trata de una disciplina forjada con los problemas presentes del pueblo del que yo formo parte.
• ¿Qué te gustaría decir a tus compañerxs periodistas del extranjero?
Según Adorno la mayor virtud consiste en angustiarse ante la destrucción de la casa ajena, empatizar con el dolor de la víctima. Es lo que deberían sentir los periodistas, reaccionar cuando pretenden inculcarnos que vivimos en un clima de serenidad. Es lo que vienen haciendo desde siempre la prensa kurda y los medios de oposición. Pero desgraciadamente el número de periodistas lacayos es considerable. No hacer concesiones a la verdad es la postura protestataria del periodista.
Quisiera acabar con una cita de Frantz Fanon: “No hay manos puras, ni inocentes, ni espectadores. Todos nos ensuciamos las manos en los pantanos de nuestro suelo y el vacío de nuestros cerebros. Todo espectador es un cobarde o un traidor” (Las abejas y las avispas).
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