No quieren ser ni instru­men­tos de la mundi­al­ización ni peones del com­bate iden­ti­tario. Se tra­ta da la eclosión de un seg­men­to de la ciu­dadanía pre­ocu­pa­da por los val­ores morales, de actores sociales que no están lig­a­dos a una estruc­tura de poder. Es la razón por la que Gezi se ha con­ver­tido ráp­i­da­mente en un movimien­to ecuméni­co, en sin­tonía con el men­saje procla­ma­do durante el funer­al de Hrant Dink.

Este texto se escribió con motivo del encuentro que tuvo lugar en ‘La Chapelle’ de Toulouse (36 rue Danielle Casanova) entre el 27 de mayo y el 1 de Junio de 2014, bajo el título: “La Turquía del Gezi Parkı. Cuatro días para comprender la sublevación popular de la pasada primavera”.
Para más información: www.atelierideal.lautre.net

Definiría la Turquía de finales del siglo XX como un Esta­do de coer­ción en el que el ciu­dadano podía lle­gar a con­ver­tirse en su pro­pio gen­darme, gra­cias a un con­trol social inten­so, efi­caz, reg­u­la­do a través de la delación, la auto­cen­sura, el con­formis­mo asim­i­la­do. Un panora­ma que cal­i­fi­caría de “con­sen­sus oblig­a­to­rio”, que cor­re­sponde bas­tante bien al “biopoder” de Fou­cault, un poder estatal sobre la vida y los cuer­pos, inte­ri­or­iza­do y garan­ti­za­do a través de la vio­len­cia o la sim­ple ame­naza de la mis­ma, una especie de adies­tramien­to, des­de la infan­cia, medi­ante rit­uales de cul­to a Atatürk, des­files, hom­e­na­jes a la ban­dera, enormes core­ografías nacional­is­tas en los esta­dios durante las fes­tivi­dades conmemorativas.

El Esta­do ejer­cía su “poder dis­ci­pli­nario” con los recal­ci­trantes, es decir: cár­cel, tor­tu­ra, pena de muerte, asesina­to políti­co, guer­ra (en el Kur­dis­tán) y todas las for­mas de repre­sión que se pud­iesen jus­ti­ficar. Los que se nega­ban a some­terse, los gru­pos de extrema izquier­da o el PKK por ejem­p­lo, con­traat­a­ca­ban al esta­do con vio­len­cia; pero sus orga­ni­za­ciones les imponían una serie de obstácu­los cimen­ta­dos en la dis­ci­plina de par­tido, la jer­ar­quía, el con­trol de los actos y las pal­abras, los des­files y uni­formes para­mil­itares. La vio­len­cia era recíproca.

Con un resul­ta­do infruc­tu­oso en el Kur­dis­tán, ya que la guer­ra se eterniz­a­ba y el rad­i­cal­is­mo rev­olu­cionario solo con­seguía pro­ducir mártires.

Pero la situación comen­z­a­ba a cam­biar. El tri­un­fo del lib­er­al­is­mo y la mundi­al­ización de finales de siglo gener­aron en primer lugar una car­rera desen­fre­na­da en pos del bien­es­tar mate­r­i­al. El arresto de Öcalan, líder del PKK (1999) ali­men­tó una esper­an­za de paz, mien­tras con­tem­plábamos cómo iba surgien­do una nue­va sociedad civ­il cuyas reivin­di­ca­ciones y actos dis­ta­ban mucho de los de los movimien­tos revolucionarios.

El cul­to a la per­son­al­i­dad que pro­fesa­ban a la figu­ra de Atatürk, hereda­da de los regímenes total­i­tar­ios de los años trein­ta, seguía estando pre­sente. El kemal­is­mo se con­struyó como una comu­nidad cer­ra­da entorno a un idioma y una his­to­ria fab­ri­cadas, una nación erigi­da en el rec­ha­zo, por no decir en la errad­i­cación de la alteri­dad. Se hal­la­ba par­al­iza­do y el nacional­is­mo a ultran­za del dis­cur­so estatal, que ali­menta­ba a su vez el de la extrema derecha, ya no resulta­ba verosímil. Gra­cias a los tes­ti­mo­nios cada vez más numerosos, a la labor de la his­to­ria oral, las men­ti­ras de Esta­do con respec­to al geno­cidio arme­nio se iban resque­bra­jan­do y aflora­ban a la super­fi­cie los crímenes que la naciente repúbli­ca había per­pe­tra­do con­tra los kurdos.

Las con­se­cuen­cias de la obsti­na­da labor de una nue­va gen­eración de int­elec­tuales que había comen­za­do a desen­trañar, analizar, criticar el dis­cur­so, el fun­cionamien­to y las man­eras repre­si­vas del Esta­do, así como la difusión de estas inves­ti­ga­ciones por medio de algu­nas uni­ver­si­dades, revis­tas, redes sociales , comen­z­a­ban a notarse. La guer­ra no ofrecía solu­ción algu­na, cre­a­ba sin cesar nuevos prob­le­mas y ali­menta­ba el odio. El acto de “legit­i­mar” el esta­do de excep­ción y la ley antiter­ror­ista destruía la democ­ra­cia. Asimis­mo los suce­sivos par­tidos pro kur­dos legales veían cómo aumenta­ba su públi­co en los cír­cu­los demócratas no kurdos.

Se iban expan­di­en­do nuevos movimien­tos, que planta­ban cara simultánea­mente al ultra­l­ib­er­al­is­mo destruc­tor de la con­viven­cia urbana, de la nat­u­raleza y el medio ambi­ente; los campesinos se mov­i­lizaron en Berga­ma en 1997–1998 en protes­ta por la polu­ción provo­ca­da por una mina de oro, los de los valles de la cos­ta Pon­ti­ca se man­i­fes­taron con­tra la con­struc­ción de diques; en las ciu­dades fueron numerosas las acciones de con­de­na por la destruc­ción de bar­rios de vivien­das pre­carias, en defen­sa de la pro­tec­ción del pat­ri­mo­nio arqui­tec­tóni­co, y más recien­te­mente, en oposi­ción a los proyec­tos faraóni­cos (el nue­vo aerop­uer­to, el ter­cer puente sobre el Bós­foro). Otras ini­cia­ti­vas mov­i­lizaron a las mujeres y al colec­ti­vo LGTB con­tra un machis­mo viv­i­fi­ca­do debido a la guer­ra, el mil­i­taris­mo y el nacional­is­mo. Des­de hacía diez, quince años, pres­en­ciábamos en las luchas y las mov­i­liza­ciones la con­ver­gen­cia de movimien­tos aparente­mente het­eró­cli­tos pero con un nexo común; no esta­ban con­tro­la­dos por los par­tidos clási­cos, sindi­catos y otras orga­ni­za­ciones de masas, no pre­tendían con­quis­tar el poder, desea­ban trans­for­mar el mundo.

deniz gezmis gezi turquieAl mis­mo tiem­po, durante las últi­mas décadas se esta­ba trans­mi­tien­do un lega­do, el de las protes­tas de las gen­era­ciones de los 60 y 70 y la de todas las luchas anti­im­pe­ri­al­is­tas del mun­do: pro­lif­er­a­ba jun­to con el del Che el icono de Deniz Gezmiş, mil­i­tante rev­olu­cionario eje­cu­ta­do en 1972. Se remem­o­ra­ba sabe Dios por qué cauces, la Comu­na de Paris.

Bas­ta con con­tem­plar el video del concier­to de Grup Yorum durante los actos con­mem­o­ra­tivos del 25 aniver­sario, en Junio de 2010. La longev­i­dad de este grupo que mov­i­liza al públi­co man­te­nien­do viva la memo­ria y la mitología de izquier­das a través de la músi­ca, resul­ta excep­cional y su audi­en­cia lo es aún más. El concier­to cel­e­bra­do en el esta­dio Inönü de Estam­bul reunió cer­ca de 55000 per­sonas y anticipó asom­brosa­mente lo que suced­ería en Gezi tres años después. En el tran­scur­so de una gen­eración, Yorum ha sido al mis­mo tiem­po trans­misor y pro­tag­o­nista. No es de sor­pren­der que el grupo sea con fre­cuen­cia blan­co de la policía, ya que osten­ta un rol clave en el mun­do de la izquier­da no institucional.

Pero para que su men­saje se reci­ba y se trans­mi­ta ade­cuada­mente es de rig­or que cor­re­spon­da a las aspira­ciones de la juven­tud. Lo que sig­nifi­ca que si bien en otros lugares ha queda­do obso­le­to, el lega­do difun­di­do por Yorum, la memo­ria de las luchas de izquier­das, aún cobra sen­ti­do para su público.
¿Pero cómo ha podi­do sobre­vivir la memo­ria de un pasa­do que los mil­itares y la derecha creían haber enter­ra­do en 1980?

El espíritu de revuelta puede apa­garse si hace­mos creer a la gente que ya no hay ningu­na causa por la que rebe­larse. Pero en las últi­mas décadas, inde­pen­di­en­te­mente del par­tido en el poder, ¿aca­so no ha entretenido y mul­ti­pli­ca­do el pro­pio Esta­do sobradas razones para la revuelta, tenien­do en cuen­ta la repre­sión ejer­ci­da, que ha alcan­za­do un cariz inso­portable durante los últi­mos años? En real­i­dad la guer­ra no ha cesa­do jamás en el Kur­dis­tán. Des­de 2009 el Esta­do ha ata­ca­do al sec­tor más democráti­co del movimien­to kur­do, el BDP1, cuyos miem­bros bus­can una solu­ción pací­fi­ca y se ha ensaña­do en par­tic­u­lar con los ciu­dadanos que no sien­do kur­dos, se han incor­po­ra­do a la lucha.

 hrant dinkEl Esta­do gol­pea, orde­na gol­pear o per­mite que sus esbir­ros o quienes siguen a rajat­abla el men­saje del dis­cur­so ultra­na­cional­ista y racista, golpeen con toda impunidad. Enero de 2007 se cobró una víc­ti­ma emblemáti­ca, Hrant Dink, peri­odista tur­co de ori­gen arme­nio. Su asesina­to supu­so un elec­troshock para el con­jun­to del espa­cio democráti­co tur­co. Los antecedentes de Gezi debe­mos bus­car­los tam­bién en el funer­al de Hrant. Un mil­lón de per­sonas clam­a­ba en Estam­bul: “Todos somos arme­nios”, se trata­ba del rec­ha­zo rad­i­cal de la defini­ción étni­ca de la ciu­dadanía defini­da pre­cisa­mente a través del eslo­gan: “Dichoso el que puede afir­mar ‘Soy tur­co’”2, sig­nifi­ca­ba la afir­ma­ción de una plu­ral­i­dad, que siem­pre había exis­ti­do, pero cuya negación era el ori­gen de un cre­ciente malestar.

Medi­ante la dis­crim­i­nación, la estigma­ti­zación, la repre­sión, medi­ante asesinatos y masacres que han queda­do impunes, el Esta­do ha ata­ca­do y per­mi­ti­do que ataquen a alevíes, musul­manes het­ero­dox­os, prin­ci­pal­mente de izquier­das, con fre­cuen­cia kur­dos, a quienes se les nie­ga el reconocimien­to de su singularidad.

A par­tir de 2009 prin­ci­pal­mente el Esta­do ha arremeti­do con­tra paci­fis­tas, int­elec­tuales3, peri­odis­tas. Se ha enfrenta­do a los estu­di­antes que cues­tio­nan los dog­mas y el saber for­matea­do y aspi­ran a una uni­ver­si­dad gra­tui­ta y acce­si­ble para todos. Se han aco­raza­do con una “ley antiter­ror­ista” que vio­la las lib­er­tades fun­da­men­tales y per­mite enviar a prisión a indi­vid­u­os según sus lec­turas, amis­tades, dis­trac­ciones, por haber par­tic­i­pa­do en even­tos o inclu­so en movimien­tos legales. De man­era que en 2012 se con­tabi­liz­a­ban alrede­dor de 10.000 pre­sos de con­cien­cia, entre ellos casi cien peri­odis­tas y cien­tos de estudiantes.

El val­or de los tur­cos es admirable, ya sean alum­nos de insti­tu­to, uni­ver­si­tar­ios, obreros huel­guis­tas, gru­pos oprim­i­dos, “madres del sába­do” que cada sem­ana des­de 1995 protes­tan en silen­cio la desapari­ción de un pari­ente. Todos ellos con­sti­tuyen el ger­men del movimien­to de 2013. Sin temer a la cár­cel y los golpes, procla­man sus ide­ales pase lo que pase. Sus luchas, sus creen­cias han sido trans­mi­ti­das a través de cauces de diver­sa índole, como por ejem­p­lo el grupo Yorum, edi­tores como Ragıp Zarakolu, uni­ver­si­tar­ios como Büşra Ersan­lı, sociól­o­gos como İsm­ail Beşikçi o Pınar Selek, mil­i­tantes paci­fis­tas o defen­sores de dere­chos humanos tales como Akın Birdal o Ayşe Berk­tay, int­elec­tuales kur­dos como Musa Anter. Todos se han vis­to intim­i­da­dos, persegui­dos y dece­nas de ellos han sido asesina­dos. Fun­da­ciones, lig­as e inclu­so gremios enteros han resis­ti­do sin des­can­so, tal es el caso de la Liga de dere­chos humanos, el Cole­gio de Arqui­tec­tos, el de Médi­cos, la Aso­cia­ciones de Juris­tas Con­tem­porá­neos. Han sido numerosos los abo­ga­dos que no se han doble­ga­do y han sido con­de­na­dos a duras penas de prisión.

Des­de hace veinte años, a pesar de los obstácu­los, las intim­i­da­ciones, las san­ciones admin­is­tra­ti­vas o penales, se han mul­ti­pli­ca­do los estu­dios de inves­ti­gadores, sociól­o­gos, his­to­ri­adores sobre temas que habían sido tabú durante mucho tiem­po ; el Kur­dis­tán, las matan­zas de Der­sim en 1938, la memo­ria arme­nia, los movimien­tos del 68 y la cul­tura políti­ca de la extrema izquier­da, la recopi­lación de fotos, entre­vis­tas y doc­u­men­tos de diver­so tipo: des­de hace años no existe nada más estim­u­lante que una bue­na libr­ería estambuliota.

El “con­sen­sus oblig­a­to­rio” se debil­ita­ba y el ger­men actuaba.

Evi­den­te­mente la deri­va autori­taria del gob­ier­no de Erdoğan tenía que sus­ci­tar reac­ciones. Intenta­ba además impon­er una moral, un esti­lo de vida con­forme a su propia visión del mun­do y del islam. He aquí la ame­naza de una nue­va políti­ca de restric­ciones a propósi­to del cuer­po, plas­madas en las escan­dalosas declara­ciones de un min­istro acer­ca del abor­to, las pre­scrip­ciones del primer min­istro sobre la vida famil­iar y la pro­creación, la pro­hibi­ción de deter­mi­na­dos com­por­tamien­tos tilda­dos de escan­dalosos, las restric­ciones sobre el alco­hol, etc., todo ello en un momen­to históri­co en el que el biopoder kemal­ista iba per­di­en­do fuerza.

©Işık Mater Gezi

pho­to ©Işık Mater

Por últi­mo este Gob­ier­no ha esta­do mar­ca­do por unos nive­les de cor­rup­ción sin prece­dentes, lig­a­do al ultra­l­ib­er­al­is­mo y los grandes proyec­tos urbanís­ti­cos y de infraestruc­turas. Estos temas han influ­i­do direc­ta­mente en el ori­gen del movimien­to. Para el lib­er­al­is­mo tri­un­fante Estam­bul rep­re­senta­ba una anom­alía sig­ni­fica­ti­va. Tenien­do en cuen­ta que los arme­nios habían sido exter­mi­na­dos y los grie­gos expul­sa­dos, el cen­tro de la ciu­dad esta­ba reple­to de bienes inmue­bles “vacantes” que fueron ráp­i­da­mente ocu­pa­dos por los inmi­grantes del inte­ri­or, kur­dos y alevíes arru­ina­dos y expul­sa­dos por la guer­ra. De modo que el cen­tro de esta ciu­dad – mun­do esta­ba pobla­da de pobres, pro­scritos, mar­ginales, una situación inad­mis­i­ble para la lóg­i­ca lib­er­al, una anom­alía que era pre­ciso cor­re­gir. Des­de hace diez a quince años Estam­bul ha cono­ci­do la suerte de otras grandes urbes del mun­do: expul­siones, destruc­ción del paupér­ri­mo núcleo urbano, refor­mas, aumen­to del pre­cio de los bienes inmue­bles, mul­ti­pli­cación de cen­tros com­er­ciales y hote­les de lujo para tur­is­tas adin­er­a­dos. El corazón de Estam­bul se ha con­ver­tido en esce­nario de ten­siones sociales y urbanís­ti­cas, es la razón por la que los urban­istas han juga­do un papel impor­tante en los suce­sos de Gezi y en el pos­te­ri­or análi­sis…4

El det­o­nante fue el proyec­to de un cen­tro com­er­cial que requería la destruc­ción de un jardín públi­co, acción típi­ca de mer­can­tilización y rentabil­i­dad del espa­cio. Si este proyec­to tuvo tan­ta reper­cusión se debe a que la zona de Taksim/Gezi es emblemáti­ca, por­ta­do­ra de una rem­i­nis­cen­cia de izquier­das, en el corazón de un bar­rio muy ani­ma­do, el lugar de Estam­bul que todos cono­cen y en el que todos se dan cita…pero en el que está pro­hibido manifestarse.

Los suce­sos se pre­cip­i­taron prin­ci­pal­mente debido a la vio­len­cia poli­cial. De repente se aplicó a los estam­bu­lio­tas de clase media el tratamien­to reser­va­do a kur­dos, alevíes, a los habi­tantes de los bar­rios pobres, res­i­dentes que esta­ban famil­iar­iza­dos des­de hacía tiem­po con los cañones de agua, el gas y tam­bién las balas. La repre­sión de Gezi y Tak­sim con­mo­cionó pro­fun­da­mente a la opinión públi­ca, habi­da cuen­ta de la despro­por­ción entre la cru­el­dad emplea­da y el obje­ti­vo final: los ocu­pantes del par­que Gezi no ame­naz­a­ban con der­ro­car el Esta­do o el orden social. La inca­paci­dad de nego­ciación del gob­ier­no ha estal­la­do a ple­na luz del día.

Surgió la toma de con­cien­cia, todas las men­ti­ras que se habían tra­ga­do en relación a asun­tos medioam­bi­en­tales, sociales, urbanís­ti­cos, remon­taron de repente a la super­fi­cie, así como aque­l­los temas que el Esta­do quería enter­rar, en par­tic­u­lar los ref­er­entes a la cuestión “iden­ti­taria”. Es la razón por la que Gezi se con­vir­tió ráp­i­da­mente en un movimien­to ecuméni­co, acorde con el men­saje del grupo Yorum, o el acla­ma­do durante el funer­al de Hrant Dink.

Denun­cian­do las vio­len­cias poli­ciales, ponien­do en tela de juicio la iden­ti­dad tur­co-musul­mana, oponien­do resisten­cia a los grandes trastornos urbanís­ti­cos, el movimien­to de Gezi sacude al Gob­ier­no, pero tam­bién al ultra­l­ib­er­al­is­mo, la ver­dadera faz del “con­ser­vaduris­mo islámico”.

La revuelta de Gezi cuadra en gran medi­da con las intu­iciones for­mu­ladas por Alain Touraine des­de 1997. Sus pro­tag­o­nistas son “suje­tos” libres que rec­haz­an al mis­mo tiem­po el ultra­l­ib­er­al­is­mo, el con­sum­is­mo y el repliegue en la nación, la etnia, la religión. No quieren ser ni instru­men­tos de la mundi­al­ización ni peones del com­bate iden­ti­tario. Se tra­ta de la eclosión de un seg­men­to de la ciu­dadanía pre­ocu­pa­da por los val­ores molares, de actores sociales que no están lig­a­dos a una estruc­tura de poder. El movimien­to de Gezi, así como todos los que con­ver­gen en él, alcan­za a todas las capas sociales, “aúna la con­cien­cia y la acción, el con­flic­to y la utopía; afir­ma sus propias pri­or­i­dades por enci­ma de la acción políti­ca5. Tra­sciende con cre­ces el ámbito tur­co. No es homogé­neo, sigue bus­can­do su pro­pio camino, otros referentes.

A difer­en­cia del Mayo del 68 francés, el movimien­to no fusionó con el mun­do obrero. El reciente dra­ma de la mina de Soma, otra con­se­cuen­cia más del ultra­l­ib­er­al­is­mo, en el que fal­l­ecieron más de 300 mineros, ¿gener­ará una nue­va con­ver­gen­cia entre las luchas sociales y la lucha de la comu­nidad de Gezi?


Artícu­los rela­ciona­dos para leer en francés:
“Le con­sen­sus oblig­a­toire”“La tran­scen­dance d’Atatürk”, “La révolte de Berga­ma”, “Que la mère qui a fauté se donne la mort!”, “Lire Fou­cault en con­sid­érant la Turquie”. Y todos los artícu­los de la sec­ción “Gezi et ses suites”  …y prác­ti­ca­mente todos los artícu­los de Susam Sokak !


Foto: Tak­sim, 14.6.2013 ©Eti­enne Copeaux

La ver­sion en français : “Gezi en per­spec­tive” Lire sur Susam Sokak, le blog d’E­ti­enne Copeaux

Traducido por Maité
Vous pouvez utiliser, partager les articles et les traductions de Kedistan en précisant la source et en ajoutant un lien afin de respecter le travail des auteur(e)s et traductrices/teurs. Merci.
Kedistan’ın tüm yayınlarını, yazar ve çevirmenlerin emeğine saygı göstererek, kaynak ve link vererek paylaşabilirisiniz. Teşekkürler.
Ji kerema xwere dema hun nivîsên Kedistanê parve dikin, ji bo rêzgirtina maf û keda nivîskar û wergêr, lînk û navê malperê wek çavkanî diyar bikin. Spas.
You may use and share Kedistan’s articles and translations, specifying the source and adding a link in order to respect the writer(s) and translator(s) work. Thank you.
Por respeto hacia la labor de las autoras y traductoras, puedes utilizar y compartir los artículos y las traducciones de Kedistan citando la fuente y añadiendo el enlace. Gracias

Auteur(e) invité(e)
Auteur(e)s Invité(e)s
AmiEs con­tributri­ces, con­tribu­teurs tra­ver­sant les pages de Kedis­tan, occa­sion­nelle­ment ou régulièrement…