En una callejuela de Kobane, los muros que rodean el edificio de Kongra Star, el movimiento de mujeres en el seno de la Federación Democrática del Norte de Siria, albergan un vasto y apacible jardín, verde y florido en este soleado final de Abril. A la sombra de un toldo algunas mujeres charlan mientras toman té. Solo el rugido de los generadores altera la calma. Desde el colectivo Kongra Star luchan por la emancipación de las mujeres de la región, apoyándose en la experiencia adquirida por el movimiento de las mujeres kurdas durante años de reflexión y lucha. En las ciudades que han sido ferozmente destruidas, como es el caso de Kobane, que ha quedado arrasada en un 50%, no solo es necesario asegurar la reconstrucción, urge también poner en práctica estructuras sociales que permitan organizar una sociedad, asegurando en ella la participación de las mujeres. Estas han jugado un rol determinante en la liberación de la ciudad. Cabe destacar el sacrificio de Arîn Mirkan o el caso de la comandante Nysrin Abdullah, figura que adquirió gran notoriedad.
Kobane, Abril de 2018. El ayuntamiento ha decidido conservar intacto un distrito de la ciudad arrasado por la guerra, convertirlo en “museo” como testimonio de la crueldad de los combates. A falta de otra solución algunos habitantes están viviendo en el barrio mientras se construyen los edificios que les han sido concedidos.
Nejbir, una joven veinteañera es la responsable de Kongra Star en Kobane.
“Era una cría en la época en la que Apo1vivió aquí en Siria. Cuando comenzó la revolución, en mi condición de estudiante kurda, quise incorporarme a la causa (…). Antes de la revolución nuestra sociedad no era tan progresista como ahora, era muy conservadora. Para una mujer resultaba muy difícil unirse a la revolución, pero lo deseábamos, sentíamos la necesidad de hacerlo. Aquí trabajamos con todas las mujeres, no solo con las kurdas. En la actualidad las mujeres árabes también han conseguido más libertad. La filosofía de Apo ha sido una fuente de inspiración para todas nosotras.”
Kobane, Abril de 2018. Las mujeres han jugado un papel determinante en la liberación de la ciudad. Cabe destacar el sacrificio de Arîn Mirkan. Una estatua del centro de la ciudad le rinde homenaje.
La liberación de las mujeres tiene su raíz en la teoría de la Nación Democrática desarrollada por Abdullah Öcalan, el líder del PKK encarcelado, y representa junto con la democracia y la ecología uno de los tres ejes principales de la misma. Con el tiempo el movimiento de las mujeres kurdas ha desarrollado un enfoque teórico y práctico de la emancipación de la mujer a través del concepto de la Jineología, literalmente “ciencia de las mujeres”. Dondequiera que estén ponen en marcha estructuras no mixtas semejantes a las de las mixtas: asamblea de mujeres (organización), casa de mujeres (derecho/lucha contra la violencia), academia de mujeres (formación/educación), fuerzas de seguridad femeninas, etc…
Kobane, Abril de 2018. Terreno de la cooperativa agrícola gestionada por mujeres.
“Podéis observar la revolución que están llevando a cabo las mujeres“ continua Nejbir. “El combate está en marcha en todas las esferas de la sociedad, no solo en el terreno militar. Una gran parte de la ciudad de Kobane ha sido destruida, entre ellas el mercado. Las tiendas fueron saqueadas. Se evaporó el 80% de la fuente de ingresos de las familias. Al regresar a sus tierras las personas sufrieron. Todos tuvieron que poner de su parte para la reconstrucción.
El aspecto financiero es muy importante. Si no eres independiente económicamente simplemente no puedes ser independiente. Desde nuestro punto de vista filosófico, no decimos que la economía sea el principio de todo pero ayuda a la emancipación de las mujeres. No podemos conseguir que sean libres si no aseguramos su independencia económica.
Tras la liberación de Kobane, organizamos una reunión con las mujeres y decidimos crear cooperativas en diferentes ámbitos, por ejemplo el textil y el agrícola. Después construimos una panadería administrada por mujeres. También existe una cooperativa dedicada a la siembra de árboles.
En un principio la banca de Kobane2nos prestó dinero. También nos ayudó la administración autónoma. El ayuntamiento nos legó tierras de forma gratuita. Y todos los que quisieron ayudar pudieron participar en el proyecto. En la actualidad nos estamos planteando ampliar nuestra red de cooperativas. Por ejemplo tenemos en mente abrir granjas de animales. De momento nuestro sistema no es una alternativa al modelo capitalista presente en el mundo entero. Pero nuestro modelo debe ayudar a la sociedad”.
Saliha et Yasmine
Saliha es una de las co-responsables del comité económico de Kongra Star.
“Intentamos que el sistema cooperativo de Rojava funcione. En los albores de la historia las mujeres fueron responsables de los asuntos económicos, pero después perdieron ese poder. En este momento intentamos desarrollar el sistema cooperativo para que las mujeres puedan volver a controlar la economía. Nuestras cooperativas de Kongra Star están gestionadas por mujeres. Empezaron a funcionar hace dos años, primero en el terreno agrícola. Existe también un taller textil y una tienda de tejidos. Y mujeres que cocinan dolmas. También tenemos una panadería administrada por mujeres. En la actualidad catorce compañeras trabajan en el sector agrícola. En el textil son entre siete y ocho”.
Yasmine, de pasado universitario, trabaja junto a Saliha en el comité económico de Kongra Star. Es originaria de Afrin, y llegó hace poco a consecuencia de la ofensiva turca. Allí trabajaba ya con el movimiento de mujeres. “Antes de la revolución daba clases en la universidad. Luego me comprometí en el terreno económico. Los proyectos de Kongra Star me parecieron muy interesantes, así que decidí participar en ellos. Varía de lo que he podido observar en otros lugares, en el Líbano, en Turquía, en Siria. En ningún otro sitio había observado una organización de mujeres tan avanzada”.
“Las mujeres que trabajan en las cooperativas tienen la sensación de ser autónomas” explica Saliha, “se percatan de que son capaces de hacer cosas, que hacen cosas. Porque participan en el sistema y porque conciben sus propias fuentes de ingresos, se sienten emancipadas”.
“Las mujeres que vienen a trabajar en las cooperativas son las que tienen fe en sí mismas. Quieren aportar algo a la sociedad. Algunas mujeres que por una u otra razón no participaban en las cooperativas, acuden ahora a ellas porque necesitan trabajar.”
Las mujeres han plantado árboles pero los problemas de regadío frenan el crecimiento de los mismos.
Tal es el caso de Hadla, de unos cincuenta años, que trabaja en la cooperativa textil. “Llevo un mes aquí. Quería ganar dinero para mis hijos. Una mujer de mi barrio conocía este lugar y me habló del tema. Tras el ataque de Daesh tuvimos que refugiarnos en Turquía, allí trabajé en el campo. Luego regresamos. Antes de salir de Kobane era costurera”.
Hadla
En el espacioso almacén en el que se alinean las máquinas de coser, seis o siete mujeres confeccionan ropa. Hace poco se han unido a la tarea algunos hombres, refugiados de Afrin, que faenan en la estancia contigua. Khaled oyó hablar de la cooperativa en la televisión. Cuando llegó a Kobane fue a visitarles para preguntarles si podía trabajar con ellas. Teniendo en cuenta que hacía falta mano de obra las mujeres respondieron afirmativamente. A día de hoy funcionan como dos cooperativas diferentes, pero están situadas en el mismo lugar y se organizan conjuntamente.
Nisrin, veinteañera y originaria de Kobane, lleva casi dos años en la cooperativa textil.
“Vine aquí tras la liberación de Kobane. Mi tía es costurera, fue ella la que me habló de este lugar. He trabajado con diferentes equipos. Cosemos, planchamos, empaquetamos. La producción depende de la demanda, hay pedidos. Me gusta este oficio. Quiero seguir aquí, profesionalizarme”.
Nisrin
De nuevo Saliha:
“En Kobane no existe todavía el acuerdo entre los puestos de venta y las cooperativas. Pero sí se da en otros lugares. Por ejemplo en Derik, hay una tienda gestionada por mujeres. El sueldo de cada trabajadora depende de su producción. Tenemos un sistema para organizarnos. Os pongo un ejemplo. Todas las semanas celebramos reuniones (tekmil) en las que evaluamos la tarea realizada y proponemos métodos viables para mejorar el trabajo. De hecho todos los meses la antena local del movimiento de mujeres redacta un informe para Kongra Star”.
La cuestión de la remuneración varía según las cooperativas. En algunas de ellas compartir las tareas y un sueldo igualitario entre los diferentes miembros es un principio fundamental. Nejbir justifica la diferencia salarial en Kobane al hecho de que algunas mujeres participan en el proyecto de manera secundaria “por ejemplo regando árboles”.
Adila, profesora, ha participado en la creación de una cooperativa que fabrica útiles para costura y prendas de punto. En este caso la producción y la venta se desarrollan en el mismo lugar.
“La cooperativa abrió sus puertas hace 3 meses. No he dejado de dar clases” nos cuenta Adila “pero ahora ejerzo ambas actividades. Esta cooperativa fue idea nuestra. Presentamos el proyecto a Kongra Star y nos ayudaron. Hace tiempo que tenía ganas de hacer una tarea de este tipo. Después de la revolución quisimos hacer algo para que no se olvidasen las técnicas tradicionales. Funciona bastante bien. Al principio tuvimos muchos clientes, sobre todo porque era invierno y confeccionamos principalmente género de invierno, pero ahora ha decaído un poco”.
“La situación de Bakur3es diferente a la nuestra “observa Saliha. “Nuestra sociedad es muy conservadora. Apenas hemos comenzado a cambiarla, estamos en ello. Es la razón por la que todavía no hay muchas mujeres en las cooperativas. Lo que has visto es solo el comienzo. Hemos intentado convertir las cooperativas en lugares sociales, pero no ha funcionado. Al principio tuvimos problemas con los maridos que no entendían muy bien el objetivo del proyecto. Pero hemos trabajado duro para cambiar esa mentalidad. Nuestro objetivo no consiste únicamente en ofrecer un trabajo a las mujeres, queremos su emancipación, que salgan, que sean activas. Si se quedan en casa sin nada se desmoronan psicológicamente. Pero si salen, hacen algo creativo, conocen otras personas, mejora su ánimo. No pretendemos únicamente crear cooperativas económicas, deseamos liberar a las mujeres, que se socialicen, convertirlas en activas dentro de la sociedad. La revolución ha significado un salto hacia adelante. Como kurda que soy puedo afirmar que este movimiento lleva en marcha 40 años. Hemos crecido con esta filosofía, que no atañe solo a los kurdos, sino al mundo entero. Es difícil alcanzar la libertad, requiere una dedicación absoluta. Algunas mujeres se han autoinmolado por lograrla. Cuando se cree en algo no hay que cejar en el empeño. Nos arriesgamos porque tenemos fe en esta filosofía”.
Kobane, Abril de 2018. “Komutan” apoya al PKK desde sus orígenes. Cuando era joven tuvo que pelear contra la presión social para poder asistir a las reuniones, los actos. Hoy es copresidenta de una cooperativa y participa en el movimiento de mujeres.
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Ayse Effendi es copresidenta de Tev-Dem de Kobane. Se encarga principalmente de la puesta en marcha y la organización de las comunas. “¿Qué hace la comunidad internacional por la liberación de Öcalan? Hemos luchado contra Daesh, pero Daesh es el enemigo del conjunto de la humanidad. Todo el mundo sabe ahora que Turquía apoya a los yihadistas. ¿Pero por qué hacen la vista gorda ante sus actos? Podéis constatar el precio que hemos pagado por esa lucha y cuál ha sido el agradecimiento, la ocupación de Efrin. Rusia nos ha traicionado. Nadie ha movido un dedo. Pero en Afrin la lucha persiste. Os podéis preguntar por qué todo el mundo calla cuando se trata de la cuestión kurda y la opresión que sufren. Muchas mujeres han perdido a sus hijos, que tomaron las armas contra Daesh, en esta guerra. Queremos transmitir el siguiente mensaje al mundo: si no ayudáis para que los niños de Efrin crezcan en un entorno pacífico, será muy difícil que el resto del planeta viva en paz. Los habitantes de Efrin recuperarán su ciudad”.
Loez
Abril 2018
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