Sevag Şahin Balıkçı, joven armenio de Turquía, murió de un disparo cuando cumplía el servicio militar obligatorio. El incidente se produjo en Batman, el 24 de Abril de 2011, jornada conmemoratoria del genocidio armenio. Sevag tenía 25 años, le quedaban 23 días para acabar la mili.
El autor de los hechos, Kıvanç Ağaoğlu, fue condenado a cuatro años y medio de cárcel por homicidio involuntario. Sin embargo numerosos testimonios aseguraron que el tiroteo no había sido accidental, tal y como sugería la investigación oficial, sino intencionado. Otras investigaciones afirmaron que se trató de un crimen de odio motivado por la identidad armenia de Balıkçı.
“Lo mandamos a la mili. No se nos ocurrió que algo pudiese salir mal. El 23 de Abril no sentimos ninguna inquietud. Pero sin duda alguna, aquel 24 de Abril suponía una advertencia. ¡Aquel día tenían que matar a Sevag o a cualquier otro armenio! El lugar y los tiempos eran los idóneos para que le tocase a él. No había ningún armenio cerca, ninguna persona que pudiese atestiguar, en medio de la montaña, todo estaba predispuesto para que sucediese”. En el libro de Esra Açıkgöz y Hakan Alp la madre de Sevag, Şahin Balıkçı dice lo siguiente: “Hijo mío somos seres humanos”… Fue un 24 de Abril de 2011. Si un armenio muere en un cuartel un 24 de Abril, nadie puede creerse el argumento de la “mofa”, ni el de la “bala accidental”.
Cuando se anunció a la familia del soldado armenio el fallecimiento de su hijo, explicando “que había muerto debido a una bala accidental, mientras bromeaba con un amigo”, tal y como sucedía en los cuarteles de la República de Turquía con decenas de miles de jóvenes kurdos, alevíes, socialistas, su padre respondió: “¿Estáis contentos? Ha muerto un gavur*”.[footnoteInfiel (peyorativo)[/footnote]Los kurdos, los alevíes, los socialistas, los armenios, tras la muerte de sus hijos se pronuncian a través de autores conocidos, dicen “no os olvidaremos”. Efectivamente no os hemos olvidado. En realidad no nos han permitido olvidar. Olvidar significa sentarse cara a cara (aclarar las cosas… no recuerdo la expresión). Olvidar significa curar las heridas. Olvidar significa vivir en comunidad, en paz a pesar de las diferencias. Es decir, el Estado “sagrado” de la República de Turquía, construido sobre las bases de la “unidad”,1continúa sacrificando vidas humanas.
El 24 de Abril los armenios celebran la Pascua. Sevag mantiene una conversación telefónica con su familia, la última. “Hijo, ya te hemos mandado los dulces (de Pascua)” le dicen sus padres. Nadie imaginaba, ni Sevag ni su familia, que serían los últimos dulces que fuese a comer. Garbis Balikçi oyó que pronunciaban el nombre de su hijo. “Buscad en el ordenador, ¿no se tratará de un homónimo? Nadie imaginaba algo malo. “Yo pensé que había recibido una felicitación o algo parecido”…Obviamente sabían lo que significaba vivir en Turquía siendo armenio, pero a pesar de ello, nadie se podía imaginar algo así. “Hrant claro era alguien. Era periodista. Hablaba demasiado, es lo que decía todo el mundo. Ahora comprendemos que tenía razón. Pero es demasiado tarde. Sevag no era nadie. Era el hijo de una familia normal. Pero está claro que habían mandado una señal de advertencia…”
Sevag era armenio.
La conmemoración del genocidio armenio debía tener lugar en Turquía por vez primera en un lugar público en 2015, es decir 96 años después de los sucesos. Por vez primera el pueblo iba a poder llorar abiertamente. El Estado respondió arrebatándonos a un armenio de los brazos, uno más. El sistema que “convierte a los niños en asesinos” nos estaba diciendo, sigo aquí, estoy presente.
Prosiguen la destrucción y las matanzas en Anatolia y Mesopotamia… Nadie echa de menos 1915.
Hrant Dink escribía en el que sería su último artículo publicado el 19 de Enero de 2007:
(…) En lo relativo a la idea de vivir en un país europeo, no me convencía en absoluto. Cada vez que paso algunos días en Occidente, me digo siempre, impaciente de aburrimiento al cuarto día, “espero que esto acabe rápido y pueda regresar pronto”, echo tanto de menos mi tierra. ¿Qué hubiese hecho yo en esos países?
La comodidad, no me va para nada.
De todos modos, cambiar los “infiernos ardientes” por “paraísos acondicionados” no está hecho para mí.
(…) De modo que nos íbamos a quedar y resistir.
Hrant se quedó. Luchó por la supervivencia de los pueblos, por una convivencia fundada en la libertad y la igualdad, hasta el último instante de su vida.
La justicia y la igualdad no pueden existir únicamente por y para algunos. En un país en el que un soldado armenio puede morir en un cuartel un hermoso 24 de Abril, en el que asesinan a un periodista un 19 de Enero de un tiro por la espalda, nadie está en seguridad. Como bien lo saben los “otros” de este país, los kurdos, alevíes, socialistas… No basta con tener conocimiento. No basta con decir “no olvidemos”. Todo lo contrario, deberíamos poder olvidar. Solo lo conseguiremos si nos sentamos cara a cara y construimos la convivencia desde nuestras diferencias.
No podremos olvidar los sufrimientos del pasado si no consolidamos la cohabitación desde la libertad y la igualdad. Mientras no podamos olvidarlos nadie podrá ser libre en este país. Este principio es válido en cualquier lugar del mundo.
Para ahondar en el tema:
• Le fantôme de Sevag Balıkçı hante l’anniversaire du génocide de 1915 – Guillaume Perrier Au fil du Bosphore — 27.4.2012 (en francés)
• Turquie : peine symbolique pour l’assassin de Sevag Balıkçı – Collectif Van — 2.4.2013 (en francés)
Imagen de portada: fotografía de Nor Zartonk “Sevag’ı Unutturmayacağız!”
24 avril • Sevag Balıkçı : Ils ne nous ont pas permis d’oublier Cliquez pour lire