Tayyip Erdoğan, acompañado de una niña ataviada con el uniforme militar, declaró en el discurso pronunciado ayer en Maraş:
“Nosotros también llevamos boinas de color granate (comando de élite del Ejército turco). Los de la boina granate no lloran (la niña está impresionada). JÖH (Fuerzas Especiales de la Gendarmería), Coronel, boina granate…Macha’Allah. Lleva en el bolsillo la bandera turca. Si cae como una mártir, la envolverán en la bandera, Inch’Allah. Ella está dispuesta a todo, ¿verdad?”
A través de este llamamiento según el cual “todos debéis llevar la bandera en el bolsillo” ha invitado una vez más a millones de personas a asesinar o morir asesinadas. La explicación del discurso no radica en “¿estáis preparados para morir? ¿Están 80 millones de ciudadaas dispuestos a morir?” sino más bien en “os pido morir”.
Acompañado de la niña, lo que pretende decirnos es “no solo los individuos en edad de ser movilizados sino también quienes lo vayan a ser en el futuro, en las próximas décadas, tienen que estar preparados para morir. El hecho de construir los sueños de futuro de un niño cimentados en “morir y matar” nos demuestran la pujanza del militarismo en Turquía. Esta realidad, que un grupo de antimilitaristas y objetor@s de conciencia intentan sacar a la luz con su lucha, instaurando una coalición de palabras y acción bajo la divisa “el militarismo mata”, queda ilustrada a la perfección en esta fotografía.
Durante el mismo discurso, al afirmar “que estén listos quienes tienen una orden de movilización. En este momento no es necesario. Pero cuando tomemos la decisión nos pondremos en camino”, ha lanzado el mensaje para que todos los hombres capacitados para disparar un arma estén preparados. La orden de movilización incumbe a los hombres que ya han realizado el servicio militar. En caso de convocatoria, se pide a quienes recibieron el mandato que acudan a la unidad militar pertinente. Los que ignoran la citación pueden ser detenidos por “desertores” y conducidos al cuartel. La siguiente declaración, “Los ‘muhtar’ (delegados del pueblo o del barrio) están encargados de vigilar de cerca la ubicación de quienes desobedecen la orden. Cuando se demuestra que una persona presente en la zona controlada por el ‘muhtar’ no ha comparecido en el cuartel, será denunciada directamente a las fuerzas de seguridad”, ha otorgado plenos poderes a los muhtar.
En la época de Gezi, fuimos cientos de miles los que coreamos con unanimidad “Recep Tayyip Erdoğan hará todo lo posible por instaurar el poder absoluto. Por este motivo la lucha debe continuar”. Cuando llegó al gobierno, Tayyip Erdoğan/AKP declaró “voy a acabar con el servicio militar”, pero cuando se consolidó su autoridad, sobre todo a partir de 2009, se aferró al militarismo y comenzó a poner en marcha sus planes, etapa por etapa. Durante sus primeros años de mandato, mientras cambiaba de arenga apoyándose en el lema “Nación única, bandera única, Patria única”, adoptó un lenguaje totalmente racista y marcial. Una serie de personas que conocían a la perfección el significado de esas palabras advirtieron: “Nos esperan días difíciles”. Pero en aquel momento no se pudo construir una oposición eficiente. La resistencia social más potente estuvo presente en Gezi. Tras superar este periodo, empleando “una política basada en la muerte” puso en práctica el conjunto del monopolio de violencia de Estado, con el objetivo de neutralizar toda estructura de oposición, los partidos y las personas.
Empezó por ejecutar todo aquello que nos hizo reaccionar y decir “No, no puede ser cierto”, para empezar organizó “la manera de ser” viriles, racistas y militaristas, apoyándose en todo momento en sus tropas. Los colectivos feministas sabían lo que significaban aquellos esfuerzos de organización. Frente a tamaña estructura las mujeres emprendieron las contra reestructuraciones. Iniciaron y organizaron serias acciones y campañas para protestar contra la política racista y militarista del Estado/AKP. Sin embargo en los días de Gezi luchamos codo con codo con numerosos grupos, partidos y colectivos que en la actualidad forman parte del frente racista y militarista.
Tayyip Erdoğan organizó la avanzadilla basándose en el sentimiento anti kurdo. Tal y como sucede en la actualidad, estas estructuras y sus maniobras resultaron catastróficas para todos los medios vivos en Turquía. Los vencedores de las políticas racistas y militaristas, quienes tienen como objetivo el poder absoluto, los negociantes de armas y sangre, estarán solos. Debido a su política con respecto a los kurdos, alevíes y sunitas, las mujeres y los hombres seguirán perdiendo. En un gobierno fascista no hay lugar para la justicia, la igualdad, la libertad, ni un futuro feliz para los niños. Solo puede haber muerte.
Últimamente con la maniobra de ocupación de Afrin, Erdoğan ha comenzado a ofrecer a la opinión pública la idea de que morir y matar es algo “normal” y “meritorio”. Sabemos debido a las experiencias que han vivido otros pueblos, que hemos llegado a una etapa extremadamente peligrosa. Ya no le basta con manejar el ejército, los tribunales, las universidades, los partidos, las fuerzas policiales, ha instaurado unidades de acción especiales armando a miles de civiles. Tampoco le alcanza con esto y dice ahora al conjunto de los ciudadanos “estad preparados para morir”. En este escenario de horror nadie saldrá vencedor. La historia nos enseña, tenemos como ejemplo la España de Franco, la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, cómo evolucionan las estructuras racistas y militaristas y su terrible desenlace.
Las estructuras racistas y militares de Franco, Hitler y Mussolini engendraron un daño enorme, masacres y genocidios terribles, que quedaron inscritos en la historia social de España, Alemania e Italia. Los sufrimientos y traumatismos están aún vigentes en la actualidad. Nosotros ahora padecemos y testimoniamos un modelo que crece y se organiza siguiendo las mismas pautas.
La lucha más ardua contra dicho proceso se está desarrollando en Afrin. Queda mucho por hacer para evitar que el futuro de los pueblos sea horrible. La batalla que llevan a cabo en Afrin contra esta estructura racista y bélica no es el único combate de los kurdos. Las personas, partidos y entidades que participan en este combate lo saben. Pero no es suficiente.
Sigo de cerca las reacciones y movilizaciones de organizaciones, partidos y sindicatos europeos. La sensibilización general se resume en un “Solidaridad con Afrin”. Se trata de un enfoque erróneo en cierto punto. La posición que se debería de tomar, en lugar de “Solidaridad con Afrin” tendría que ser más activa e inclusiva: “La lucha que se lleva a cabo en Afrin es nuestra lucha”. Aún tenemos tiempo de vencer si tomamos medidas. Se pueden organizar en zonas, regiones y ciudades movilizaciones más eficientes para hacer frente a esta estructura racista y militar. Todavía queda tiempo para invertir la situación, desocupar Afrin y mandarlos de vuelta a casa.
En la actualidad las mayores y más eficaces movilizaciones de masas se registran en Europa. Pero Alemania y Francia continúan el negocio de armas con Turquía. Las mujeres y los niños de Afrin son asesinados con armas francesas y alemanas. Estos dos países deben tomar parte de manera más contundente en las movilizaciones organizadas para condenar las acciones de Turquía. Y para ello el conjunto de los partidos, grupos políticos y sindicatos de la oposición deben participar en primera línea.
Mañana será demasiado tarde. Debemos intervenir ahora.
Traducido por Maité
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